Ni la pandemia ni las montañas detuvieron mi formación profesional

Acompañanos y conoce la historia de superación de Maritza Estela Martínez, estudiantes ECC, quien habla sobre las dificultades que enfrentó en la pandemia y como superó estos retos.

0
686
Foto de cortesía

Por Roger Gutiérrez

Maritza Estela Martínez, es una joven proveniente del municipio de San Juan Opico, La Libertad, estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Universidad Dr. José Matías Delgado. Actualmente está cursando su noveno ciclo (Quinto año) en la especialización de Publicidad y Marketing, mientras realiza una pasantía en una emisora radial; asimismo está dedicada a aprender el idioma inglés para ampliar sus habilidades y oportunidades profesionales. 

Maritza ha enfrentado numerosos desafíos en su trayectoria académica, pero ha superado cada obstáculo con determinación y disciplina.

Entrevistamos a la futura comunicadora para conocer su experiencia durante la pandemia y aquí compartimos sus reflexiones…

La historia de Maritza está marcada por una determinación inquebrantable que la ha llevado a superar muchos obstáculos en su trayectoria como estudiante. Su compromiso con la excelencia y capacidad para enfrentar desafíos la han convertido en un ejemplo de perseverancia y superación. 

Los avatares para poder encontrar señal

Ella describe su vivencia durante la pandemia como una etapa de adaptación a lo virtual, enfrentando retos de conectividad debido a la ubicación remota de su hogar en «La Pita», un cantón a 45 minutos del centro de San Juan Opico, La Libertad. Su lucha por encontrar señal de internet la llevó a recorrer diferentes lugares: “Probé de muchas maneras, donde varias tías, quienes tenían un tanque de agua arriba de su casa, me subían en este para intentar encontrar señal y nada, hasta me subí a un campanario de una iglesia cercana con el mismo objetivo pero no había resultados” comentó Maritza. 

A pesar de las dificultades, logró mantener su compromiso con sus estudios, enfrentando incluso las inclemencias del tiempo y la falta de electricidad en su improvisado espacio de estudio. “Fue realmente angustiante porque tenía clases y a veces me las perdía o no podía recibirlas de una manera óptima debido a estos inconvenientes” cuentó la estudiante. 

Después de mucha travesía, encuentra la señal en la cima de la lomita

En su testimonio, relata las duras realidades que enfrentaba diariamente en su búsqueda de conocimiento. «Fue un gran reto», definió, al recordar los obstáculos para obtener una señal de internet, la cual encontró en la cima de la loma detrás de su hogar. Aunque su madre lograba obtener una señal más fuerte con su teléfono celular, siempre tenía dificultades para mantener una conexión estable; por lo que, con esfuerzo y decisión, la familia optó por adquirir planes de datos móviles para sus teléfonos, permitiendo así que la estudiante recibiera sus clases en casa. 

La construcción de un refugio para recibir sus clases

Sin embargo, asegurar la conectividad no fue el único obstáculo. Para recibir las clases en un entorno más estable, el padre de la familia construyó una especie de refugio improvisado. «Mi papá me hizo una champa de carpeta en la esquina del terreno que teníamos». Este refugio proporcionó el espacio necesario para recibir las clases sin interrupciones.

Construyendo un futuro, incluso cuando la naturaleza parecía estar en su contra. 

Gracias a estas soluciones ingeniosas, la familia logró establecer una conexión estable que permitió a Maritza continuar su educación de manera efectiva; pero la falta de electricidad en la champa construida por su padre obligaba a la jovén a estudiar a la luz de las velas o las linternas, mientras luchaba contra las picaduras de mosquitos que invadían el espacio. Pero su determinación no flaqueaba. A pesar de las dificultades, encontró una manera de seguir adelante, incluso cuando la naturaleza parecía estar en su contra. 

Las inundaciones amenazaban, pero la champa improvisada se mantuvo firme

Las inundaciones durante la temporada de lluvias amenazaban constantemente con arruinar sus esfuerzos de estudio, obligándola a luchar con el agua para proteger sus libros y materiales didácticos. «Hubo un montón de veces que lloré por la aflicción de no lograr entregar la tarea», admite Maritza, describiendo el estrés de los plazos de entrega y la lucha contra una conexión a internet lenta y poco confiable. 

El apoyo entre compañeros de estudios y su familia le ayudaron a salir adelante.

Cuando todo parecía difícil, una amiga fue como una luz al final del túnel. Aunque ahora ya no estudien en la misma especialización, siempre estuvo ahí para ayudar sin importar lo que sucediera, ayudando a superar problemas técnicos y compartiendo responsabilidades académicas con Maritza. «Sin duda fueron tiempos muy frustrantes para mí», reflexiona, recordando los momentos de incertidumbre y ansiedad. Pero a pesar de los obstáculos, el apoyo de sus seres queridos y amigos la llevaron a superar las dificultades y perseverar en sus estudios. 

Los retos y las madrugadas con el regreso de las clases presenciales

Con el tema de volver a clases presenciales o semipresenciales, Maritza se encontró en una encrucijada, reconociendo las limitaciones financieras que le impedían mudarse a un lugar más cercano a su universidad. Ante esta realidad, optó por viajar diariamente desde su hogar hasta el campus universitario, enfrentando jornadas extensas desde las primeras horas del día. «Las clases siempre eran desde las 6:30 am», recuerda la joven, describiendo el sacrificio de levantarse a las 3:00 am para emprender el largo viaje. Acompañada por su padre, abordaba el primer autobús antes del amanecer, a las 4:15 am, con la esperanza de llegar a tiempo a sus clases. 

El amor de un padre y sus sacrificios para construir el futuro de su hija

Con frecuencia, su puntualidad resultaba en llegar demasiado temprano, incluso antes de que el campus abriera sus puertas. El viaje implicaba tomar dos autobuses, ambos pasando por varias ciudades como San Juan Opico, Lourdes y Santa Tecla. Pero el mayor problema era que no había autobuses tan temprano en la mañana, así que su padre tenía que levantarse temprano también para llevarla. «Me dolía pedirle ese favor», ya que interrumpía su sueño y su descanso, admite, y reconoce el sacrificio de su padre por su educación.

Maritza también habló de cómo ha continuado su educación de manera semipresencial desde el fin de la pandemia, encaminándose hacia la culminación de su carrera universitaria. «Fue un alivio saber sobre el cambio de modalidad», confiesa, expresando su gratitud por evitar los desafíos logísticos que enfrentaba anteriormente. A pesar de la transición a un formato semipresencial, persisten ciertas dificultades. «Para llegar a la universidad tengo que salir 2h antes de la casa», revela, señalando los retos continuos que enfrenta debido al tráfico en las horas punta. 

A pesar de los retos nunca consideró abandonar su carrera

Sin embargo, a pesar de todo lo que ha tenido que pasar, nunca consideró abandonar su carrera. «Siempre me he dicho a mí misma desde pequeña ‘Yo lo voy a hacer’”, reflejando una mentalidad de perseverancia arraigada desde su infancia. 

El finalizar sus estudios universitarios se ha convertido en su mayor meta propuesta hasta el momento, un logro que la llena de orgullo y satisfacción. A pesar de los obstáculos, el apoyo constante de sus seres queridos, especialmente sus padres, le ha dado la fuerza y la motivación necesarias para seguir adelante. «Me decepcioné muchas veces pero jamás llegué al punto de decir YA NO», afirmó con intrepidez.

Con sabias palabras, Maritza comparte valiosas palabras y lecciones aprendidas a lo largo de su trayecto educativo. «Que siempre luchen por sus sueños», aconseja, recordando la importancia de la perseverancia en la búsqueda de metas. Reconoce que los obstáculos a menudo son autoimpuestos, pero insiste en que con determinación y fe, cualquier desafío puede superarse. 

«Sin Dios no fuera posible que yo estuviera aquí»

Además, resaltó la importancia de confiar en la ayuda divina, reconociendo la influencia de la fe en su propio viaje. «Sin Dios no fuera posible que yo estuviera aquí», declara con gratitud. Aunque aún no ha completado su carrera universitaria, siente una emoción indescriptible ante la perspectiva de la graduación. Comenta la profunda satisfacción que tiene como resultado del arduo trabajo y el sacrificio que ha hecho para llegar a donde está. 

Su historia es un testimonio de superación, del esfuerzo, la fe y disciplina, un mensaje de inspiración resuena para todos aquellos que enfrentan desafíos en su búsqueda de realización personal y éxito académico.