
Redacción y fotografía|Marco Ramírez
Estudiantes de noveno ciclo de la cátedra de Producción Audiovisual de la Escuela de Ciencias de la Comunicación, guiados por el licenciado Carlos Corado, presentaron un proyecto que refleja, quizás, una de las mayores inquietudes de la etapa universitaria: el momento en que se termina la carrera y comienza la vida real. Así nace el cortometraje ¿Y ahora qué?, una pieza que pone sobre la mesa el miedo, la frustración y la búsqueda de sentido que experimentan muchos jóvenes al enfrentar el mundo laboral por primera vez.
La inspiración del proyecto surgió de una preocupación muy real y personal: todos los estudiantes del grupo están próximos a egresar. Esta cercanía al final de la etapa universitaria fue el motor emocional y narrativo del cortometraje. A través del audiovisual quisieron plasmar su sentir y construir una pieza con respaldo teórico, donde cada frase del guion está sustentada por reflexiones trabajadas en clase.

Fátima González, encargada del guion, relata que el proceso creativo comenzó con una conversación grupal en la que decidieron explorar una situación que todos estaban viviendo: la incertidumbre del “después”. Marian Cabezas, quien estuvo a cargo de la fotografía, edición y cámara, comparte que enfrentaron varios retos logísticos, como los cambios de locaciones y las limitaciones de tiempo. Sin embargo, gracias a la libertad creativa, que les permitió improvisar y adaptarse, lograron el resultado que deseaban.
Sinópsis del corto
El corto propone una mirada íntima a las presiones sociales, familiares y personales que suelen emerger en la transición de la universidad al mundo laboral, generando un diálogo sobre autenticidad, vocación y futuro.


¿Y ahora qué? narra la historia de Jess, una joven recién egresada que se encuentra en medio de una de las etapas más complejas de su vida: la transición entre la universidad y el mundo profesional. Su pasión por la pintura es tan grande como su deseo de encontrar un camino laboral que le permita vivir de lo que ama. Sin embargo, la falta de apoyo familiar, especialmente de sus padres, la lleva a un estado de frustración constante. En casa, las artes no son vistas como una opción viable, y eso golpea profundamente su autoestima y su motivación.
Un día, Jess recibe la invitación de una amiga para asistir a una reunión. Aunque en un inicio duda en ir, finalmente acepta. Al llegar, se enfrenta a una sensación de incomodidad y desconexión: mientras los demás celebran avances personales o académicos, ella siente que su vida está estancada. En un momento de crisis, se refugia en el baño, donde su amiga la sigue para confesarle que la reunión es en realidad una despedida, ya que ha conseguido una beca para irse a México. La noticia no hace más que aumentar el sentimiento de derrota en Jess, quien abandona la reunión y se dirige a un parque, visiblemente afectada.
Es allí donde ocurre uno de los momentos más emotivos del cortometraje: la llegada de su padre. Al encontrar una pintura rota de Jess, él comienza a comprender la profundidad de su dolor y decide finalmente brindarle el apoyo que tanto necesitaba. En una conversación sincera, le expresa que está dispuesto a acompañarla en su decisión de perseguir sus sueños, sin importar los prejuicios ni los miedos.
Cada rol en la producción fue asumido por los mismos estudiantes, quienes se organizaron de la siguiente manera:
- Dirección: Edgardo Aguilar
- Guion: Fátima González
- Dirección de Fotografía: Marian Cabezas y Karla Macall
- Cámara: Edgardo Aguilar, Karla Macall, Marian Cabezas
- Sonido y música: Fernando Trinidad
- Producción: Michelle Quintanilla, Edgardo Aguilar, Fátima González, María Fernanda Daboub
- Actuación: María José Benítez
- Edición: Marian Cabezas
El lanzamiento del audiovisual se realizó en formato de cine foro donde estudiantes y docentes de distintas asignaturas participaron en un espacio reflexivo e interdisciplinario sobre los desafíos que enfrentan los jóvenes al culminar sus estudios universitarios.
“¿Y ahora qué?” es una obra que trasciende el aula. Al convertir la incertidumbre en narrativa audiovisual, estos jóvenes comunicadores demostraron que el arte también es una forma de pensar el futuro. El cortometraje evidencia su talento y capacidad para transformar experiencias personales en discursos colectivos que invitan a la empatía, la reflexión y el diálogo. Así, el proyecto fue un ejercicio valioso que fortaleció el vínculo entre la formación académica y la experiencia sensible del arte y la comunicación.



