Redacción Katty Rivas
Cuidar el medio ambiente se ha vuelto una carrera contra el reloj. Según un reporte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los seres humanos generan más de 2.000 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos cada año, de los cuales el 45% se gestiona de manera inadecuada.
El resto de estos residuos acaban en vertederos, suelos y mantos acuíferos causando más contaminación y perjudicando la salud tanto de los animales como la de las personas. Ante esta problemática, se han buscado diversas soluciones las cuales permitan disminuir la cantidad de residuos sólidos. ¿Te imaginas si se utilizaran los desperdicios de las frutas para crear muebles? Esta idea ya es una realidad.
La empresa italiana Krill Design ofrece una alternativa que permite crear productos a través de un biomaterial similar al plástico llamado Rekrill. Dicho material está elaborado a partir de cáscaras de frutas como la naranja y el limón, residuos de uvas y cáñamo.
La compañía fue fundada por tres arquitectos en 2018 y actualmente ofrecen una variedad de productos tales como relojes, cuencos, sujetalibros, taburetes, y lámparas aunque también se han dedicado a elaborar portabebidas, organizadores, neveras para vino y bandejas.
En su sitio oficial, Krill Design.com, la empresa asegura que: “Creemos que la innovación tecnológica y la creatividad son la receta correcta para implementar una transición ecológica necesaria para el bien del planeta en el que vivimos”.
Según una nota de Krill Design para CNN en 2023, cada producto pasa por un proceso determinado para su realización. Primero se deben sacar los residuos de las cáscaras para ser triturados. De esta manera se obtiene un polvo fino el cual se mezcla con un polihidroxibutirato (PBC) y posteriormente se obtiene un compuesto el cual se introduce en una impresora 3D.
Marco Di Maio, director de operaciones de Krill, declaró a CNN que se trata de un material resistente y “no empieza a degradarse a menos que lo toquen el agua, las bacterias o la acidez”. Además, si por alguna razón los restos del producto terminan en el suelo o en algún océano, no produce microplásticos. “El proceso de fabricación de estos biomateriales, nos permiten alcanzar 7 de los 17 objetivos de sostenibilidad de la Agenda 2030 de la ONU” añadió Marco Di Maio.
Aprovechar los residuos de las cáscaras de frutas y transformarlos en muebles no solo ayuda a fomentar la sostenibilidad, sino que también es una forma de educar a las personas sobre la importancia de reciclar para un mundo mejor.
Referencias