Estados Unidos demanda a Facebook por monopolio y pide que se desprenda de Instagram y WhatsApp

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La Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, en conjunto con una coalición de fiscales de 46 estados del país, ha presentado una demanda contra Facebook. Estas demandas están basadas en una investigación de 18 meses sobre la red social creada por Mark Zuckerberg

Tras anunciarse las demandas, las acciones de la compañía en Wall Street se desplomaron con fuerza. Foto de Reuters

Por Tu Espacio / Agencias de prensa

Facebook, el gigante de las redes sociales que acapara el 70% de ese mercado en Estados Unidos, se ha encontrado hoy con la mayor amenaza de su Historia como empresa desde que Mark Zuckerberg la fundó en la Universidad de Harvard hace 16 años: dos demandas, una de la Comisión Federal de Telecomunicaciones – el regulador de la competencia en Estados Unidos – y otra de 48 estados acusándola de violar sistemáticamente las reglas del libre mercado y planteando por primera vez de forma clara la posibilidad de partir a la empresa.

Las demandas, acerca de las cuales debe pronunciarse la Justicia, son un paso más en la creciente presión popular hacia los grandes grupos de internet que operan en condiciones de virtual monopolio en mercados de creación tan reciente que no tiene regulación. En octubre, un proceso similar fue iniciado contra Google, el servicio de búsquedas en Internet de Alphabet, que controla el 89% del mercado en EEUU y un 92% en Europa. Otras empresas que han desatado controversia han sido Apple, por las prácticas de su tienda de apps, Apple Store, y Amazon, por su masivo dominio del mercado minorista online.

En el caso de Facebook, las denuncias son por motivos conocidos. Por un lado, está la práctica de la empresa propiedad de Mark Zuckerberg de comprar a sus potenciales rivales o, en palabras de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (FTC, por sus siglas en inglés), «estrategia sistemática (…) de eliminación de amenazas a su monopolio», lo que concluye su adquisición de Instagram y Whatsapp por 1.000 y 19.000 millones de dólares, en 2012 y 2014, respectivamente.

La segunda parte del argumento empleado contra Facebook es la acusación de emplear prácticas destinadas a dañar a apps que usan su plataforma y que podrían acabar siendo competidoras. Ésa es una crítica similar a la lanzada en el proceso contra Google, y que también podría aplicarse contra Amazon, por el tratamiento que da a otras empresas que emplean su plataforma para vender en internet.

Ninguna de estas iniciativas actúa en relación a las acusaciones formuladas contra los grandes gigantes de internet de utilizar información de sus usuarios sin la autorización de éstos, o de emplear lo que Dipayan Ghosh, del Centro Shorenstein de la Universidad de Harvard, califica como «maximización algorítmica de los beneficios». De lo que se trata es de presuntas prácticas anticompetitivas más tradicionales, y que ya fueron empleadas con éxito por empresas como la Standard Oil de Rockefeller en el siglo XIX, para destruir a nuevos participes en mercados de nueva creación. La clave está en lo que afirma Ian Conner, el director de la Oficina de la Competencia de la FTC en una de las demandas, «las acciones de Facebook de «atrincherar» y mantener su monopolio niega a los consumidores el beneficio de la libre competencia».

Los dos litigios se superponen. Pero, como declaró ayer en rueda de prensa Letitia James, la fiscal general – cargo que equivale el de ministro de Justicia en España – del estado de Nueva York, esa duplicidad es necesaria debido al sistema federal estadounidense, que entrega una considerable capacidad regulatoria a los estados.

Presumiblemente, la resolución de estos casos llevará años. La última gran operación antimonopolio de Estados Unidos contra una empresa fue en los años noventa cuando el Gobierno de Bill Clinton lanzó una iniciativa similar contra Microsoft. En aquella ocasión, el litigio concluyó cuando la empresa fundada por Bill Gates accedió a una serie de medidas del Gobierno para separar sus diferentes productos y servicios, de modo que éstos pudieran ser utilizados individualmente y no exclusivamente como parte de los sistemas operativos de la empresa.

Según algunos, aquel acuerdo fue una de las claves que permitió la expansión posterior de Google y otras grandes empresas de internet como Facebook que ahora, precisamente, están en la diana de los reguladores.