Estudiantes exploran el comportamiento humano a través de experimentos sociales

Los estudiantes de la asignatura Psicología Aplicada a la Comunicación, realizaron la “Presentación de Experimentos Sociales”, donde demostraron los conocimientos adquiridos sobre la conducta, las emociones, valores, principios humanos y la relación que tienen con las comunicaciones, así como la aplicación de la teorías psicológicas y comunicacionales, en las relaciones interpersonales e intergrupales.

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Por María Isabel Cañadas/Docente ECC

Generalmente, en el ámbito de la psicología social, un experimento social se lleva a cabo para observar y evaluar conductas o comportamientos, pues a través de ellos se puede evidenciar cómo piensan, sienten y actúan las personas (rasgos de personalidad), ante ciertas situaciones, cuando aparentemente nadie les ve o cuando no son influenciados por la presencia de otros, ni están condicionados a su aprobación. Es decir que, ante los experimentos se debe hacer esta pregunta inicial: ¿Cómo reaccionarían las personas ante tal situación? 

En este sentido, el objetivo de llevar a cabo experimentos sociales en esta asignatura obedece a que es una metodología de investigación utilizada en la psicología, la sociología y las comunicaciones, para analizar cómo las personas reaccionan ante diversas situaciones, eventos o productos. Este tipo de experimentación se centra en un tema social específico, donde el comportamiento de las personas y sus manifestaciones colectivas constituyen la principal fuente de información. En otras palabras, los experimentos sociales son una herramienta para entender las complejidades del comportamiento humano en un contexto social y se han convertido en una herramienta esencial para comprender las dinámicas y complejidades del comportamiento humano, en contextos cotidianos y realistas, ofreciendo información tanto para el ámbito académico como para el sector empresarial.

Las investigaciones realizadas con cada experimento les permitieron a los estudiantes analizar cómo las personas interactúan entre sí, responden a estímulos y toman decisiones en función de factores como normas sociales, prejuicios y valores culturales. Se dividieron a los participantes en dos grupos: los participantes activos, que fueron los que intervinieron directamente en el evento, y los encuestados, que fueron los que reaccionaron a dicha intervención. Durante el desarrollo del experimento, los participantes fueron observados detenidamente por los estudiantes, con el fin de identificar los efectos y las diferencias resultantes de la experiencia.

En total se realizaron ocho experimentos sociales en distintos lugares del país.

Experimentos sociales presentados

Algunos equipos trabajaron con el “Comportamiento de ayuda”, es decir, el Experimento de “El Buen Samaritano”. En esa famosa parábola, un rabino y un levita ignoran a un hombre herido y siguen su camino, mientras que un Samaritano es el único que se detiene a brindarle ayuda.

Experimento social del Buen Samaritano sobre la menstruación.

Se implementó una metodología de observación participativa en un entorno público, específicamente en un centro comercial. El objetivo era analizar las reacciones de las personas ante una situación que puede resultar incómoda o relacionada a un tema tabú como lo es la menstruación.

Se planteó la situación en la que una joven con una mancha de sangre menstrual visible en su pantalón caminaba con naturalidad en el centro comercial esperando la reacción de las personas. La participante actuó con naturalidad realizando las actividades típicas como caminar, subir y bajar escalera y ver productos en tienda, con el fin de evaluar la disposición de las personas en intervenir, informar o ayudar, es decir se buscó ese sentimiento de samaritano de las personas. Se registraron las reacciones, se categorizaron según su género, su edad aproximada y el tipo de acción realizada. Las reacciones fueron desde quienes ofrecieron ayuda con amabilidad, hasta quienes prefirieron evitar la situación a toda costa.

El resultado hizo reflexionar a los jóvenes quienes comentaron que: “La situación nos hizo reflexionar sobre cómo tratamos a los demás en momentos de ser indefensos y cómo podemos hacer pequeñas acciones que marquen una gran diferencia. En definitiva, aprender a ser más colaborativos y solidarios nos ayuda a construir una sociedad donde todos nos sintamos más apoyados”.

El experimento social deja una valiosa lección sobre la importancia de la empatía y la solidaridad en situaciones cotidianas que pueden ser penosas para muchos, como un accidente menstrual. Aunque para algunos puede parecer un tema incómodo, este tipo de experiencias muestran cuánto se necesita normalizar la conversación sobre cosas naturales como la menstruación.

Experimento social del Buen Samaritano ante una pequeña necesidad económica.

El equipo presentó el caso de una joven que está en la vía pública y necesita comprar algo de comer que vale $0.60 y sólo tiene $0.50, suplica que le ayuden con la rebaja de esos $0.10 o que alguien que esté en su entorno se los pueda proporcionar. Ella se encuentra con diferentes reacciones, desde quienes le niegan la ayuda hasta quienes le brindan el producto que desea comprar sin que ella gaste su dinero.

La conclusión a la que llegaron los investigadores fue que la ayuda es un componente esencial para el desarrollo y mantenimiento de relaciones humanas saludables. Cuando una persona o comunidad ofrece su apoyo, se crea un vínculo de unidad que fortalece la cohesión social, uniendo a las personas hacia un bien común. Esta acción tiene un impacto significativo en aquellos que reciben la ayuda, facilitando sus vidas y generando un ambiente de solidaridad.  

Además, este fenómeno va más allá de las relaciones individuales, promoviendo un sentido de colectividad, en el que cada miembro de la sociedad siente la necesidad de contribuir al bienestar de los demás. A través de este proceso, se transforma la sociedad en un lugar más unido y solidario.

La ayuda no solo beneficia a quien la recibe, sino también a quien la otorga.  En gran medida esto se debe al altruismo que genera sensaciones de satisfacción, propósito y felicidad. Ayudar activa mecanismos psicológicos y neurobiológicos relacionados con el bienestar, como la liberación de oxitocina y dopamina, conocidas como las hormonas de la felicidad. Esta liberación no solo provoca un sentimiento de alegría, sino que también fortalece la autoestima del donante, debido a que, al proporcionar apoyo, se activa un mecanismo mental que impulsa a la persona a seguir ayudando, creando un ciclo continuo de beneficio mutuo.

Experimento social del Buen Samaritano ante las lesiones que sufre una persona en una caída.

El actor principal del experimento, quien tenía una mano vendada para simbolizar mayor vulnerabilidad, simuló diversas caídas en momentos específicos, asegurándose de que las pertenencias que llevaba consigo se dispersaran, generando así una situación que requería la intervención de los transeúntes.

El escenario fue diseñado para crear un contexto claro de necesidad, eliminando ambigüedades que pudieran dificultar la interpretación de los observadores. Este detalle fue crucial, ya que investigaciones previas han demostrado que las personas son más propensas a ayudar cuando la situación es clara y fácil de interpretar.

Se seleccionó un centro comercial para realizar el experimento debido a su alta concurrencia de personas y a su naturaleza como un espacio público donde las interacciones sociales son comunes. Este entorno proporcionó un contexto cotidiano que permitió evaluar las respuestas de ayuda en un escenario realista y dinámico. Además, al tratarse de un lugar donde las personas suelen tener un ritmo menos acelerado que en otros espacios como las calles, se consideró que este factor podría influir positivamente en la disposición a intervenir.

La conclusión de esta actividad resalta que, incluso en una sociedad acelerada, los actos de bondad y apoyo permanecen presentes. Este hallazgo refuerza la importancia de la empatía como un rasgo esencial de la naturaleza humana. A través de pequeños gestos, como ayudar a un desconocido, se fortalecen los lazos comunitarios y se demuestra que el altruismo no está limitado por las presiones del entorno.

Este tipo de comportamientos solidarios reflejan cómo las personas, ante situaciones claras de necesidad, pueden conectarse y contribuir al bienestar de los demás, reafirmando la vigencia de valores fundamentales como la compasión y la solidaridad. El experimento no solo evidenció estos valores, sino que también destacó la relevancia de crear entornos que faciliten la ayuda y promuevan la interacción positiva entre los individuos en la vida diaria.

Otros experimentos presentados fueron:

Experimento social sobre la conformidad.

La conformidad es un fenómeno social que demuestra cómo los grupos pueden influir profundamente en las decisiones, percepciones y comportamientos de los individuos. Solomon Asch, un destacado psicólogo social, abordó este tema en la década de 1950 mediante una serie de experimentos que se convirtieron en referencias clave dentro de la psicología social. Sus investigaciones revelaron que las personas a menudo ajustan sus opiniones para alinearse con la mayoría, incluso cuando esta contradice la evidencia objetiva.

El enfoque de Asch no solo se limita al contexto experimental, sino que ofrece una perspectiva amplia y aplicable a diversas situaciones sociales. Su teoría ayuda a explicar fenómenos como la adhesión a normas culturales, la adopción de modas y la tensión constante entre la independencia personal y la necesidad de aceptación social.

En este experimento los estudiantes adaptaron la metodología al contexto del uso de un ascensor, observando cómo las personas reaccionan ante comportamientos inusuales en un espacio cotidiano. Se eligió un ascensor en un centro comercial, un espacio público donde las normas sociales suelen ser implícitas y los comportamientos, predecibles. Los cómplices adoptaron una postura inusual al entrar al ascensor (de lado, en lugar de mirar hacia la puerta) creando un comportamiento grupal uniforme y visible. Las personas ajenas al experimento que ingresaron al ascensor y no estaban al tanto de lo que ocurría, mostraron una tendencia a imitar la postura de los cómplices, a pesar de que esta postura era inusual y contraria a lo que normalmente se hace.

Las conclusiones a las que los estudiantes llegaron fue que se evidencian de manera contundente la influencia de la conformidad social en el comportamiento humano. La tendencia observada en los participantes de adoptar una postura que no tenía una justificación lógica, sino que se basaba únicamente en la conducta del grupo, pone de manifiesto la fuerza de las normas sociales como moldeadoras de nuestra conducta. Esta conformidad, lejos de ser un acto consciente, sugiere la existencia de mecanismos psicológicos subyacentes, como el deseo de pertenencia y la búsqueda de aprobación social, que los impulsan a adaptarse a las expectativas del grupo, incluso cuando estas entran en conflicto con propia percepción individual de la realidad. 

“Este tipo de experimentos nos ayuda a entender cómo las normas sociales y la presión de grupo influyen en nuestras decisiones, incluso en contextos aparentemente triviales”, comentaron los estudiantes.

Experimento social sobre los grupos y su influencia en la opinión – El Experimento de juicio social.

Experimento desarrollado en las instalaciones de la Universidad y se tomaron como referencia el experimento del juicio social de Muzafer Sherif.

La primera parte del experimento se basó en que todos los estudiantes salieron del salón con sus objetos personales (mochila, computadoras, etc.) con el pensamiento que los investigadores harían una actividad con ellos. Posteriormente fueron entrando uno a uno, al primer estudiante qué entró se le dio la indicación de sentarse en el suelo, a todos los demás se les pidió sentarse donde quisieran; siguieron entrando y unos al ver que algunos de sus compañeros estaban sentados en el suelo, ellos también se sentaron en el suelo, sin embargo, otra parte se sentaron en sus pupitres.

Los resultados obtenidos fueron que: 8 de 17 estudiantes se sentaron en el suelo al ver que algunos de sus compañeros estaban sentados en el suelo también, mientras que el resto (9) se sentaron en sus pupitres.

En la segunda parte del experimento, los estudiantes salieron nuevamente del salón. En esta parte se formaron dos equipos y se eligió a una persona de cada grupo, quienes entraron nuevamente uno a uno. Al entrar la persona seleccionada aleatoriamente se le solicitó que se sentará en una silla viendo hacia la pizarra donde se estaba proyectando una línea horizontal con una pregunta que decía “¿Cuánto crees que mide la línea?”. Las respuestas obtenidas fueron: La estudiante seleccionada 1 dijo que la línea medía 90 cm. Y la estudiante seleccionada 2: dijo que medía 5 cm.

Luego salieron las estudiantes seleccionadas a integrarse a su grupo y se les pidió que entrarán los grupos completos. Uno a uno de los grupos se les hizo la misma pregunta “¿Cuánto creen que mide la línea?”. Sorprendentemente, las respuestas de la mayoría de los estudiantes de cada grupo eran la misma e incluso, las personas que entraron solas y vieron la misma línea anteriormente habían cambiado sus respuestas.

Los resultados obtenidos fueron:

– Grupo 1: 4 de 7 estudiantes dijeron que la línea media 55 cm.

– Grupo 2: 5 de 8 estudiantes dijeron que la línea mide 80 cm.

Como se puede observar en los dos grupos, la mayoría de integrantes en el grupo coincidieron en la misma respuesta incluso tomando en cuenta a las dos primeras estudiantes que habían entrado primero.

Los jóvenes investigadores llegaron a la siguiente conclusión: “El juicio social es un proceso complejo en el que nuestras percepciones y decisiones se ven influenciadas por los diferentes grupos con los que nos identificamos y en nuestro experimento social logramos demostrar cómo las opiniones ya definidas por individual, se pueden ver modificadas cuando el individuo está en un grupo. Este estudio, revela cómo las conexiones grupales y la necesidad de pertenecer al mismo, pueden alterar nuestra visión objetiva, afectando cómo juzgamos a otros y cómo nos juzgamos a nosotros mismos ya que frecuentemente nuestras opiniones se moldean por las dinámicas sociales en las que estamos inmersos”, informaron.

Aunque, el juicio social puede ayudar a percibir y comprender el entorno, también puede reforzar prejuicios y estereotipos lo que limitan la objetividad y el análisis crítico, ya que las influencias externas nos pueden hacer vulnerables o exponernos a decisiones parciales y cambiantes, que afectan la equidad, es decir, el valor de la justicia en nuestras interacciones y decisiones cotidianas.

Experimento social: la apatía del espectador.

La apatía del espectador es un fenómeno psicológico que describe la indiferencia de las personas ante situaciones de emergencia o necesidad, especialmente cuando están rodeados de otros testigos. Este concepto fue ampliamente estudiado tras el caso de Kitty Genovese en 1964, un asesinato que conmocionó a la sociedad no solo por su brutalidad, sino por la pasividad de los numerosos testigos que no intervinieron para ayudar.

A partir de este caso, psicólogos sociales como Darley y Latané investigan las razones detrás de esta falta de acción, demostrando que factores como la difusión de la responsabilidad y las influencias sociales juegan un papel crucial en la decisión de intervenir o no.

El experimento presentado por los estudiantes consistió en observar como las personas reaccionaban al ver un caso de acoso sexual, donde una señorita recibía comentarios inapropiados por parte de un caballero. Como causa de esto, la actriz se debía mostrar incómoda, ignorándolo y pidiendo que se detenga, esperando a tener una respuesta por parte de los espectadores, que fueron grabados con cámaras escondidas para que tuvieran respuestas auténticas.

La apatía es un estado emocional que se ve a diario en las personas y este se ve como una indiferencia total hacia los acontecimientos o personas, la apatía implica una falta de respuesta. Comprender los patrones de comportamiento es fundamental, ya que ésta puede afectar la forma en que se responde a las diferentes situaciones, perpetuando problemas como el acoso o la violencia. Para promover comportamientos más activos y responsables identificar las causas como el miedo, la inseguridad o la creencia de «no es mi asunto», es importante.

En este experimento social se logró observar como las personas que participaron reaccionaron de manera apática al no hacer nada ante una situación de acoso sexual, ya sea por los diferentes factores de su entorno social o por otras razones.

También se realizaron dos experimentos sobre estereotipos relacionados con la vestimenta

Los estereotipos son generalizaciones simplificadas que limitan la identidad de las personas y pueden ayudar un poco a la discriminación y la deshumanización. Aunque a menudo surgen de observaciones culturales, distorsionan la realidad y dan paso a desigualdades. Son construcciones sociales que simplifican y distorsionan la realidad, clasificando a las personas en categorías que, aunque parecen facilitar la interacción social, generan desigualdad, exclusión y prejuicios. Estas generalizaciones tienen raíces históricas, culturales y psicológicas, lo que las convierte en un fenómeno complejo y profundamente arraigado en la sociedad. Por ejemplo, eventos históricos como guerras, migraciones y colonización han contribuido a la creación de narrativas que justifican jerarquías y perpetúan la desigualdad. Este legado histórico ha moldeado percepciones colectivas difíciles de desmantelar.

Es importante cuestionarlos y transformarlos a través de la educación y el diálogo, promoviendo una comprensión más adentrada y empática de la diversidad humana. Al hacerlo, podemos construir relaciones más justas y enriquecedoras en nuestra sociedad.

Experimento social sobre estereotipos: necesidad económica

El fundamento teórico para este experimento fue la Prueba Clark Doll, que ilustra los efectos negativos de los estereotipos y la segregación racial en Estados Unidos. Este plasmó el daño causado por la segregación y el racismo sistemático a la auto-percepción de los niños a la temprana edad de cinco años.

Los estudiantes exploraron cómo los estereotipos sociales influyen en el comportamiento humano a través de un experimento social que examine las reacciones de las personas ante solicitudes de ayuda en situaciones cotidianas. Este análisis se centra en identificar cómo las ideas preconcebidas y los prejuicios afectan la disposición para actuar con empatía y solidaridad, aportando una reflexión crítica sobre las dinámicas sociales que perpetúan estas actitudes.

El experimento presentado consistió en que una persona mal vestida y desarreglada se acercaba a desconocidos para pedirles dinero con el argumento de necesitar un pasaje de autobús. Esto tuvo como objetivo analizar el comportamiento humano frente a solicitudes inesperadas de ayuda en situaciones cotidianas, donde se evaluó factores como la empatía, la solidaridad, la predisposición a la generosidad, y los prejuicios o estereotipos que puedan influir en la decisión de ayudar o no.

En este contexto, un actor se acerca a una persona o a un grupo de personas, utiliza una narrativa sencilla y directa, explica que necesita una pequeña cantidad de dinero para completar el costo de su pasaje porque perdió su cartera, se quedó sin efectivo o tiene una emergencia. El experimento buscó registrar las respuestas de los transeúntes, tanto en términos de sus palabras como de sus acciones, para identificar patrones de comportamiento. Luego se hizo la misma actividad; pero con un estudiante bien vestido y arreglado.

El resultado fue como lo habían predeterminado, se brindó la ayuda al estudiante bien vestido, en cambio con el otro hubo indiferencia.

Experimento social sobre los estereotipos: tienda de ropa

El experimento se realizó en un centro comercial, específicamente en unas tiendas en las que venden ropa. Dos estudiantes una bien arreglada y otra muy mal vestida y desarreglada entran a las tiendas a ver ropa y a preguntar por sus precios.

En los resultados se obtuvo:

1. Trato similar en la mayoría de las tiendas:

En las tres tiendas visitadas el trato hacia ambas actrices fue, en general, uniforme y profesional. Esto sugiere que los empleados de estos establecimientos han recibido capacitación en atención al cliente, enfocándose en un trato igualitario sin importar la apariencia externa.

2. Malas miradas en una tienda en particular:

Aunque el trato fue mayoritariamente positivo, se registró un momento específico en el que una trabajadora dirigió malas miradas a la persona vestida de manera informal. Este incidente podría interpretarse como un sesgo implícito que refleja cómo ciertos prejuicios siguen presentes, aunque no siempre se traduzcan en un comportamiento explícito.

3. La importancia del entorno:

Es relevante mencionar que las tiendas seleccionadas pertenecen a cadenas internacionales que operan bajo estándares corporativos. Esto podría influir en la consistencia del trato, ya que sus empleados podrían estar sujetos a políticas que promuevan la igualdad. Sin embargo, este resultado no necesariamente refleja la dinámica en tiendas locales o espacios más pequeños, donde los prejuicios podrían tener un impacto más evidente.

4. Evidencia de progreso en la percepción social: Los resultados generales del experimento sugieren que, al menos en este contexto, los estereotipos relacionados con la vestimenta no jugaron un papel decisivo en el trato recibido. Esto podría interpretarse como una muestra de que la sociedad ha avanzado hacia una mayor aceptación y una disminución de prejuicios basados en la apariencia.

Con estos trabajos de cátedra se logró obtener aprendizajes significativos, fortalecer la capacidad de concentración, trabajar en equipo, libertad para opinar, buscar alternativas, expresar libremente sus ideas, cuestionar y pensar de una forma más reflexiva, buscar la resolución a los problemas, aumentar la capacidad de trabajo. También se logró incorporar la mayoría de contenidos temáticos de la asignatura a este trabajo colaborativo de final del ciclo.