Bájale dos rayitas al estrés

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Foto con licencia – Banco de imágenes.

Por María Isabel CañadasPsicóloga y Docente ECC

Cápsulas De Salud Mental

Constantemente se escucha en los salones de clases, pasillos o en algún área del campus de la Matías, frases como: “Estoy estresado”, “ya no soporto este estrés”, “estoy súper estresada” y otras que hacen alusión al estrés provocado por las exigencias que demanda el estilo de vida que lleva un estudiante en la actualidad.

Al respecto cualquiera diría que siempre hubo estudiantes y “antes” no padecían de estrés. Pero en pleno siglo de las redes sociales, gran cantidad de universitarios tienen que lidiar con el cansancio, el agobio, la preocupación y la presión, no solo del estudio, de los exámenes, laboratorios, exposiciones y otras tareas académicas, sino también de la carga laboral, del clima organizacional pesado, de los jefes exigentes, de los compañeros competitivos, y demás situaciones personales, que son particulares de este momento de la historia.

Por eso, hablar del estrés en el mundo contemporáneo es complejo y muy amplio, precisamente por las presiones que ejerce una época caracterizada por la era digital, la revolución industrial, y el uso de las tecnologías de la información y de la comunicación, que exigen al ser humano la misión de repensar cómo responder adecuadamente a la pregunta sobre la mejor manera de estar en este mundo globalizado. Incluso, vivimos hoy sometidos a la corriente “transhumanista” de Nick Bostrom, 1973, en la que se plantea que se debe “mejorar’ al ser humano” y transformarlo en un posthumano.

Esa situación va en aumento a nivel mundial y es de mucha preocupación porque cualquier persona puede padecerla sin importar la edad, el género, la condición económica o la identidad étnica y cultural.

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La gran pregunta es: ¿Se puede o no soportar todo? Comprendamos mejor el estrés conociendo su origen. La palabra estrés viene desde 1930. Hans Selye, médico y doctor en química orgánica, definió el estrés como el: “conjunto de reacciones fisiológicas hacia una presión o situación ejercida sobre el organismo, ya sea del exterior o del interior del mismo, que da lugar a una respuesta producida por el organismo para protegerse de presiones físicas o psicológicas ante situaciones de agresión o peligro”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como: “El conjunto de reacciones fisiológicas que prepara al organismo para la acción”. “Se trata de un sistema de alerta biológico necesario para la supervivencia.

El estrés también puede definirse como “un conjunto de reacciones fisiológicas que se presenta cuando una persona sufre un estado de tensión nerviosa, producto de diversas situaciones en el ámbito personal, académico o laboral, exceso de trabajo, cansancio, competitividad grupal y entre compañeros, inquietud, ansiedad, frustración, vacío existencial, incertidumbre, realización de un examen, sobrecarga de tareas, exposición de trabajos en clase, intervenciones en el aula, temores a equivocarse o a participar en el aula por la nota, ambiente físico desagradable, presentación de trabajo, problemas o conflictos con compañeros de clase o profesores, situaciones traumáticas que se hayan vivido, miedos y, en este caso presión estudiantil. Por supuesto que hay muchas más razones”.

Como se ha señalado, las causas que pueden generar estrés son muchas, pero el estrés no tiene por qué considerarse negativo. También puede existir una clase positiva de estrés. Este es el que en algunas circunstancias actúa como un proceso de adaptación de las personas al medio, en donde éstas mantienen su mente abierta y creativa, así como su cuerpo preparado para un óptimo funcionamiento. Por ejemplo, puede ayudar a los estudiantes a desempeñarse mejor y a hacer que se sientan con energía para enfrentar una nueva tarea y la presión de sacrificar el sueño a cambio de un poco más de tiempo para estudiar. En el caso de los practican algún deporte, el estrés los pone en estado de alerta antes de una competencia.

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Entre muchos otros ejemplos, con esto último podemos concluir que: “El estrés es imprescindible para la vida” y según Víctor Pérez Solá, director del Servicio de Salud Mental del Hospital del Mar, en Barcelona, e investigador del Cibersam: “intrínsecamente, el estrés no es malo”. Si, por ejemplo, un estudiante tiene que presentarse a un examen y no tiene ese nivel de alerta o de estrés, su rendimiento bajará. En el otro extremo, si el nivel de estrés y alerta es más alto del que se tolera, se bloqueará”. Así pues, un poco de estrés “saludable” permite al estudiante rendir mejor y ser más resolutivo.

Definitivamente el estrés es parte de la vida de un estudiante. Es decir que cualquier estudiante que se preocupa por los exámenes sufre de algún tipo de estrés académico. Sin embargo, se debe recordar que el estrés existe por un motivo y que cada uno es quien elige si quiere que le afecte negativamente o que le ayude a mejorar su estudio.

Entonces, ¿qué puedes hacer para prevenir o controlar el estrés?

  • Acepta y reconoce que hay situaciones que no puedes cambiar, aunque quieras, y debes tratar de lidiar con ellas de la mejor forma posible. Es decir que no tienes que ahogarte en las quejas, sino que tienes que buscar soluciones.
  • Aprende a poner límites si el estrés se origina por el exceso de tareas originadas en el estudio, trabajo o en el ámbito familiar. Esto significa que no debes cargarte tanto de tareas. Hay que dosificarlas y, cuando te cargues de tareas que no son tuyas, aprende a decir: “No”.
  • Adopta una actitud más positiva ante los problemas y las situaciones complejas. Una actitud positiva es esencial. Sin ella estamos perdidos. Tienes que ser consciente de que el estudio requiere esfuerzo, trabajo y sacrificar un poco otros ámbitos de la vida para lograr unos buenos resultados. Debes tener claro que no es una tarea fácil, pero no tienes que dejarte llevar por pensamientos negativos y derrotistas, porque ellos no te permitirán salir del problema.
  • Evita reducir el estrés mediante hábitos poco saludables: hacen más daño que los beneficios que se piensa que generan. El uso de drogas o alcohol te pueden dar la sensación de solucionar los problemas, facilitar el sueño o reducir la ansiedad, pero tiene efectos nocivos para la salud física y mental en el corto y largo plazo. Es importante que evites esas sustancias en tiempos estresantes ya que, por el contrario, te pueden aumentar las sensaciones negativas.
  • Mantener contacto con tus seres queridos. La distancia física no debe ser distancia social. Aprovecha positivamente la tecnología para mantenerte en contacto con tus seres queridos. Puede ser por teléfono, videollamada, mensajes de texto o correo electrónico. La comunicación con la familia y amigos es clave para combatir sentimientos de soledad, aislamiento, miedo, y aburrimiento que pueden surgir en el contexto actual.
  • Aléjate lo más posible de la fuente potencial del estrés. En este caso se te sugiere limitar la sobreexposición a las noticias. Aunque sea importante estar al tanto de la situación actual, un exceso de información puede hacerte daño y causarte angustia y ansiedad. Tienes que limitar la sobreexposición a noticias y recurrir a fuentes fidedignas. Por ejemplo, se puede buscar actualizaciones de noticias solo una o dos veces al día.
  • Planifica una “rutina de estudio”. Es conveniente que mantengas una rutina diaria. Esto te ayudará a reducir el estrés y la sensación de incertidumbre. Puedes hacer una planificación del día o de la semana, asignando horas para realizar diferentes actividades, entre ellas algunas que te gusten, como leer, ver una película, oír música, tocar algún instrumento musical, pintar, etc.
  • Realiza ejercicios de forma regular para liberar tensiones. Al igual que mantener la mente activa, la actividad física aumentará tu bienestar mental.
  • Aprende técnicas de relajación: Actualmente hay mucha facilidad para descargar aplicaciones que tengan ejercicios de relajación, como respiración profunda, visualizaciones o consejos para practicar la atención consciente, conocida en inglés como mindfulness, que es un proceso psicológico para prestar atención activamente al momento presente.
  • Ten un momento personal: En situaciones de tensión, es necesario que le otorgues tiempo al descanso y a la relajación, aunque sea por pocos minutos al día. Es posible que realices actividades relajantes en espacios pequeños y con recursos limitados. Como ya se mencionó, puedes escuchar música, hacer ejercicios de estiramiento o simplemente respirar conscientemente. También se puedes usar algunas estrategias positivas que en el pasado te fueron útiles para sobrellevar situaciones complejas. Pueden ser acciones como conversar con amigos, colegas o familiares.
  • Mantén una dieta saludable y equilibrada, consumiendo alimentos ricos en vitaminas y minerales, así como alimentos que bajan el colesterol. Esto te ayudará a combatir el estrés.
  • Duerme lo suficiente: Existe una relación directa entre la calidad del sueño y el estado físico y emocional de las personas. Es recomendable que mantengas patrones de sueño regulares para ayudar a tu sistema nervioso.
  • Si sientes que el estrés es muy agobiante, busca ayuda con un especialista.
  • ¡¡Adelante!! ¡¡No te detengas!! ¡¡Bájale dos rayitas al estrés y que no te prive de poder ver la belleza de la vida!!

“Mente abierta, espíritu crítico y capacidad de cambio”