En la disertación se hizo hincapié que la administración escolar y/o universitaria debe tener una visión más pragmática en la aplicación del aula en medios digitales. La semipresencialidad condicionará los diseños y los desarrollos curriculares en un mundo cargado de incertidumbre en el mundo pos-COVID-19
Por Cynthya Carranza y Kevin Salazar Recinos
El pasado 26 de octubre, la Escuela de Ciencias de la Comunicación (ECC), la Facultad de Posgrados y de Educación Continua, la Dirección de Educación Virtual (DEV) de la Universidad Dr. José Matías Delgado (UJMD) y la Escuela de de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Costa Rica participaron en el tercer conversatorio investigativo titulado: «La tecnología, la aliada para redefinir el futuro de la formación universitaria en un mundo pos-COVID-19«, organizado bajo el programa Disruptivo, acción formativa permanente de la ECC para estudiantes, académicos y profesionales.
Los académicos Vinicio Sandi Meza, PhD de Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Costa Rica; Juan Carlos Fernández Saca, decano de la Facultad de Posgrados y de Educación Continua; y Kevin Salazar Recinos, docente-investigador de la ECC de la UJMD comparten que la crisis de la COVID-19 vino a improvisar una educación virtual, pero que este salto ha permitido acelerar el nuevo híbrido 360 que se impondrá en el paradigma escolar: la semipresencialidad, con lo mejor de lo presencial (cara a cara) y lo mejor de la virtualidad (asincrónico y sincrónico).
En su turno de palabra, Sandi Meza hizo hincapié que la crisis sanitaria nos puso en una situación compleja. Antes del COVID-19 se hablaba de la revolución industria 4.0, que indica cómo el Internet de las Cosas, la innovación y la transformación digital llega a todos los sectores de la sociedad y las Instituciones de Educación Superior (IES) estarían inmersas en el uso de entornos virtuales para formar profesionales en las diferentes opciones de pregrado y posgrado. El coronavirus aceleró la virtualidad en las Universidades y tomó a todos los actores completamente desfasados, sin ninguna línea base de entendimiento y sin tiempo de procesar lo que está ocurriendo, llevando a docentes y estudiantes a trabajar inmediatamente a plataformas digitales.
Además, el especialista de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Costa Rica mencionó que las clases virtuales no son en realidad clases virtuales, en realidad, es la manifestación de la presencialidad remota. Para un docente, es hacer lo mismo que hacía en la universidad (u oficina), pero ahora más cansado y con estudiantes detrás de la computadora que están escuchando.
Y esta realidad también está sujeta a la brecha digital, lo que ha ocasionado que haya un incremento del 14% de deserción escolar. Y los factores determinantes de este abandono en las IES son: 1) alumnos con bajo nivel socioeconómico que no tienen ordenadores e Internet en su casa; 2) la falta de competencias digitales y recursos para enseñar en un entorno virtual remoto, no virtual en su totalidad; y 3) para los estudiantes, el tema del aprendizaje y la alfabetización digital ha sido sumamente difícil y hay poco interés, lo que desemboca en deserción durante la clase.
Sandi Meza concluyó su intervención al indicar que la educación virtual no está funcionando, por eso las IES deben conceptualizar un modelo híbrido 360 que sostengan la discontinuidad, es decir, asincrónico-sincrónico. La sincronía implica una práctica, opinar en la clase, mirar la clase grabada; y asincrónico tiene que ver que luego de ver el video, hacer una práctica que el docente deja. Y se debe trabajar para que todas las carreras tengan una parte de presencialidad remota bajo este modelo 360.
Luego, Juan Carlos Fernández Saca, decano de la Facultad de Posgrados y de Educación Continua, recalcó en su turno de palabra datos importantes de una encuesta que se realizó en agosto del presente año a estudiantes de la UJMD sobre el uso de recursos tecnológicos. El 75% manifestó que la velocidad de su paquete de Internet es bastante bajo, esto implica que debido a que la conexión es débil y llega a dificultar el desarrollo o acceso a las clases, y eso generar ciertos niveles de frustración.
Otro dato, el 53% de los estudiantes manifiestan que la modalidad mixta es la que les facilita aprender los contenidos y adquirir competencias de mejor manera. A través de los años, y a pesar de todas las situaciones en la pandemia, las preferencias de los estudiantes han cambiado y eso hace que se vean obligados a adaptarse a estas nuevas realidades, o porque están comprendiendo cómo hacer un uso más eficiente de las tecnologías en los procesos educativos.
Fernández Saca comentó que, en la Facultad de Posgrados y la Dirección de Educación Virtual (DEV), de la UJMD, antes que se manifestara la pandemia a escala mundial, estaban contemplando desarrollar una serie de programas de alfabetización digital dirigido a los docentes, planeaban que se llevaría a cabo el proceso en dos años, pero ahora ese proceso lo hicieron en una semana y media. Esto significa una adaptación rápida a la realidad que ahora estamos viviendo.
El también académico-investigador consideró que ue la sola asistencia a clase no compensa todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto implica que, como institución, se debe diseñar un nuevo sistema de evaluación de la calidad de esta enseñanza, con la intención que los estudiantes adquieran todas las competencias. Y para lograrlo, también hay que evaluar si esta metodología está obteniendo los resultados que esperan.
Por último, Kevin Salazar Recinos, docente-investigador de la Escuela de Ciencias de la Comunicación (ECC), de la UJMD, indicó que esta educación virtualizada ocasionada tras el mandato de cierre de aulas el pasado 11 de marzo por decreto ejecutivo, no es una educación virtualizada, sino una educación de emergencia, debido a que docentes y estudiantes pasaron de la noche a la mañana a entornos virtuales con las viejas estructuras de la educación convencional.
Y en esa transición desigual, docentes y estudiantes tuvieron que superar sus miedos a la tecnología y su aplicación al campo educativo. Que en un inicio de esta modalidad se empleó las dinámicas de la educación a distancia por correos electrónicos y en las diferentes plataformas educativas institucionales que han servido como repositorio de materiales, tanto de docentes cómo de estudiantes.
En el mundo pos-COVID-19, el educador requerirá de competencias digitales que estén en sintonía en ese modelo 360 que deben repensarse desde el macrocurrículo, el mesocurrículo y el microcurrículo. Una política, un modelo y un desarrollo educativo que requiere diálogo, capacitación y dedicación para las nuevas dinámicas que el sector de la Educación Superior tendrá que adaptar, tarde o temprano, de las exigencias de la transformación digital.
También, Salazar Recinos presentó una propuesta de cómo mejorar la formación virtual. Uno de ellas fue que ahora los docentes tienen la tarea de establecer espacios para el diálogo en clase y, sobre todo, de verificar que se están adquiriendo las competencias pertinentes. Otra, es la de un aprendizaje basado en problemas, el docente tendrá que diseñar una serie de actividades que permitan a los estudiantes relacionar los problemas con su realidad, esto ayudará a la toma de decisiones y generar innovación en los procesos educativos; y recalcó que el aprendizaje visual tiene que estar muy presente, utilizando diferentes herramientas y sistematizando la información. Todo bajo la pedagogía inversa o Flipped classroom.
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