San Simón, el santo de los puros y del alcohol

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A pesar de ser un santo apócrifo o no reconocido por la Iglesia Católica, la fe, devoción y culto que le ofrecen a San Simón sigue creciendo en El Salvador. Los creyentes se acercan a la imagen, le tiran humo y licor, le ponen flores, le dan besos. Todos le piden con fervor que interceda por ellos para solucionar problemas de salud, dinero y amor.

El fotorreportaje de Emely Navarro* retrata la siguiente aseveración: “Para nosotros (San Simón) significa mucho, lo tenemos como a un santo que hace milagros. Después de Dios es él”, afirma Félix, un espiritista de la zona. Y en octubre, inicia sus celebraciones.

(*Una publicación de Navarro durante sus prácticas profesionales en elfaro.net)

San Simón se encuentra en Cuyultitán, La Paz. El santo, con rasgos y vestimenta europea, tiene saco y corbata, y, en su mano derecha, sostiene un bastón, símbolo de poder y autoridad. Se dice que la imagen llegó al pueblo tras un sueño en el hermano René, fundador del templo de San Simón. El venerable tomó posesión del cuerpo del oriundo de Cuyultitán y le indicó que debía moverse a la frontera con Guatemala, donde lo estarían esperando para los traslados pertinentes en tierra cuscatleca.
“El hermano René tomaba a los niños como si fueran sus hijos. Era una persona muy especial. Acostumbraba a tomarse dos botellas de licor. Cuando ya estaba bien bolo y salía de la borrachera, el espíritu de San Simón se le salía, se paraba y caminaba como si nada. Él (René) está enterrado bajo esta misma capilla y, a veces, dicen que sale a asustar”, cuenta Willy Willson, quien es el responsable de las festividades al santo desde hace 18 años.
Durante la vigilia, se acostumbra a hacer limpias a las personas necesitadas por alguna enfermedad o mal espíritu. Guadalupe Najarro llegó, desde la comunidad indígena de Izalco, para recibir el milagro de San Simón. La limpia dura alrededor de media hora. Willy Willson, junto a otra devota, hacen el ritual, que se consagra con el fuego.
Tras la limpia, Guadalupe Najarro baja del altar de San Simón, en el cual dejó un cigarrillo y monedas como agradecimiento de su sanación.
Fuera de la capilla, unas jóvenes fuman puros como método de predicción en las diferentes áreas de su vida. Las formas que dibuja el humo en el aire son interpretadas y se les da su significado. También la forma en cómo se queman los cigarrillos tiene su propia construcción simbólica, una expresión con el que San Simón se comunica con sus devotos.
San Simón toma varias cualidades, según sus fieles. Algunas personas lo ven más formal, mientras que otras lo ven con un espíritu más jovial y divertido. Al venerable, aparte de puros y guaro, se le deja como ofrenda pan dulce, en agradecimiento por proveer alimento.
Teresa, una de las fervientes de San Simón, coloca su cigarrillo bajo el altar. Espera que el santo le cumpla su protección. Una niña observa a Teresa mientras entrega su ofrenda.
San Simón, también es considerado santo por las personas que se dedican a la prostitución. Varias transexuales asisten a la vigilia para agradecer por la protección que les brinda.
»La carroza a San Simón es algo bien especial. Por ejemplo, (en el 2014), él mismo me dio la revelación de cómo la quería. Para ello me tardé 15 días en hacerla», dijo Willy Wilson.
Luego de una tarde de adoración, la procesión comienza desde la capilla hasta llegar a la calle que conecta Cuyultitán con Olocuilta.
Un niño observa a San Simón mientras este es paseado por el pick up de Willy en todo el pueblo.
En esa edición, la banda Cuero amenizó la fiesta durante el recorrido. Esta agrupación tiene años de acompañar a San Simón. El niño, que lleva los platillos, comenzó a servir en la celebración desde muy pequeño.
Los fuegos pirotécnicos nunca faltan. Alrededor de 20 cohetes son lanzados a los cielos mientras peregrinan los devotos junto a San Simón en todo el pueblo.
Luego del peregrinaje, los devotos bailan, beben y fuman hasta el amanecer. La vigilia se vuelve toda una festividad.
La comida no puede faltar. Allí abundan los desayunos, almuerzos y cenas de forma gratuita. Luego de la medianoche, los presenten degustan tamales y chicha. “San Simón es fiel, él bendice para que eso se realice”, expresa una de las seguidoras que sirve la comida.