
Redacción- Karen Azúcar|docente ECC
Aunque el proyecto no fue comercialmente oficial, la exigencia y el nivel de compromiso fueron reales. Los equipos trabajaron como si se tratara de una campaña profesional, enfrentando todos los retos de una producción fotográfica publicitaria completa: desde la planificación y logística en la etapa de preproducción, hasta la dirección en set y la edición final en postproducción.
Más allá del dominio técnico, los alumnos aprendieron la importancia de crear en “entornos que cuentan”, es decir, aprovechar al máximo los materiales disponibles, pensar estratégicamente en la locación, dirigir modelos con intención y elegir los props que sumen al mensaje visual. Cada detalle debía contribuir a un objetivo claro: provocar antojo.
El resultado fue una serie de propuestas visuales llenas de color, sabor y creatividad, donde cada fotografía tenía algo en común: hacía que cualquiera pensara “¡Wow! Se me antojó una pizza”.
Este tipo de ejercicios no solo refuerzan conocimientos, sino que forman profesionales con visión integral y sentido estético, preparados para contar historias que venden.








