«Maravillas vivas: descubre la magia de los arrecifes de coral de El Salvador»

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Foto con licencia – Banco de imágenes ECC

Por: Mónica Martínez

Los arrecifes de coral se encuentran bajo el océano albergando la mayor biodiversidad de todos los ecosistemas del mundo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Los corales son una especie de animales invertebrados que pertenecen a un gran grupo de animales coloridos llamados Cnidarios, cada coral individual se conoce como pólipo, aunque la mayoría vive en grupos de cientos a miles de pólipos genéticamente idénticos formando una colonia, así lo explica la Iniciativa Internacional de los Arrecifes de Coral (ICRI).

Los arrecifes de coral son la estructura viva más grande del planeta y la única visible desde el espacio, se forman por millones de diminutos pólipos que forman grandes estructuras carbonatadas que ofrecen hogar a otras especies. Así como explica ICRI, los arrecifes se forman también gracias a los corales duros que extraen abundante calcio del agua del mar y lo utilizan para crear una estructura endurecida que les funciona como protección y para su crecimiento.  

Se pueden encontrar en todos los océanos, desde aguas profundas y frías hasta aguas tropicales poco profundas, los corales formadores de arrecifes prefieren crecer a profundidades inferiores a 30 metros y donde la temperatura se encuentre entre los 16º y los 32º Celsius y los niveles de luz sean altos. Los arrecifes ocupan menos del 1% del fondo oceánico, albergan más del 25% de la vida marina, es importante destacar que no solo son importantes para el océano, sino que también proporcionan el sustento para más de mil millones de personas gracias a sus valiosos servicios ecosistémicos como la producción de peces, la protección de la costa y las oportunidades para el turismo y la recreación, así lo describe el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Los pólipos de los corales que forman arrecifes contienen algas microscópicas llamadas zooxantelas que mantienen una relación simbiótica con estos animales, los pólipos corales proporcionan un hábitat para las algas, estas les proveen alimento que generan por medio de la fotosíntesis, para ello necesitan la luz del sol y la mayoría de los corales que forman arrecifes viven en aguas transparentes, superficiales en las que penetra la luz del sol, las algas también le brindan su color a los corales ya que en realidad son transparentes y el color que se les ve proviene de las algas que están dentro de los pólipos. 

Los arrecifes de coral también son el hábitat de una gran variedad de especies como las diversas clases de esponjas, ostras, almejas, cangrejos, estrellas de mar, erizos de mar y muchas especies de peces. 

Por otra parte, se relacionan ecológicamente con las comunidades de hierbas marinas, manglares y marismas circundantes y uno de los motivos por el que los arrecifes son tan valiosos es porque funcionan como centro de actividad de la vida marina, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA).

El Salvador posee dos grandes extensiones de arrecifes rocosos, una al oriente de país en Punta Amapala, playa ubicada en el departamento de La Unión, y la otra al occidente en los Cóbanos, ambos arrecifes poseen diversidad de ambientes como comunidad de esponjas, octocorales y macroalgas.

En los Cóbanos existe una franja paralela a la playa hasta de 13 metros de profundidad con la presencia de comunidades coralinas de Porites Lobata. La zona es bastante reconocida en El Salvador por ser uno de los santuarios de coral marino y una playa con encanto propio, cuenta con 180 metros de manto rocoso hasta llegar a los arrecifes.

Los Cóbanos es la única zona que resguarda corales y como si se tratara de un relato de Salgari (escritor de ciencia ficción, literatura infantil, novelista y periodista italiano), cuentan que el punto exacto donde subsiste el coral es donde está el barco hundido titulado “El Holandés”, así lo describen habitantes de la zona para el Earth Journalism Network.

Actualmente el cambio climático y el incremento de las actividades antrópicas ponen a prueba la resiliencia de los arrecifes y su conservación depende de nuestra capacidad para comprender los procesos biológicos y ecológicos que forman parte del ecosistema. 

Conocer nos ayuda a comprender mejor los procesos ecológicos, esto nos permite promover acciones para reducir la gravedad de los diversos impactos que pueden afectar los ecosistemas, evaluar y tomar medidas como la disminución de pesca y el turismo sobre el arrecife aumentarían las posibilidades de recuperación para las especies, una acción muy importante es la restauración donde el ser humano sea quien vea la importancia para la conservación del ecosistema, descrito por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Desde mediados de abril hasta marzo del próximo año (2025) se ejecutará un proyecto dirigido al fortalecimiento de gestión y protección en áreas naturales protegidas costero-marinas, el cual será ejecutado por la Fundación Salvadoreña para la Promoción Social y el Desarrollo Económico (FUNSALPRODESE) y financiado por El Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (FIAES). 

Para ello han contratado a guardarrecursos y a técnicos de campo que estarán trabajando en la vigilancia del territorio, por otra parte se desarrollarán investigaciones sobre el manejo y monitoreo de este tipo de biodiversidad y se trabajará con los bosques tropicales de los alrededores. “Estos ecosistemas, al cambiar y aumentar la temperatura del agua, se mueren como cualquier ecosistema frágil; entonces, sabemos que frente al cambio climático es un tema mundial, pero cualquier acción cuenta, y sobre todo la acción de aquellos actores que están más cerca de los recursos naturales es fundamental”, dijo Deysi Herrera, coordinadora del proyecto de Fiaes para Diario El Salvador.