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Centenario: La ráfaga informativa centroamericana en la Gran Guerra

La primera guerra mundial fue una confrontación bélica entre la Triple Alianza y los Aliados en Europa. Fueron cuatro años de combate (28 de junio de 1914 hasta el 11 de noviembre de 1918) y finalizó cuando Alemania aceptó las condiciones del Tratado de Versalles.

Por Kevin Eduardo Salazar

La Gran Guerra implicó un cambio decisivo en la producción periodística en Centroamérica y el mundo. En los cuatro años del conflicto bélico (1914-1918), los responsables de los medios de comunicación masivos ensayaron las diversas formas de presentar las noticias, cambiando el diseño para que llamase la atención de sus lectores.

Los medios escritos introdujeron en el encabezado todas las preguntas básicas del periodismo, agregándole fotografías, mapas geográficos, gráficos, estadísticas de muertos y otros recursos de la retórica que respaldaran los hechos. La influencia del estilo norteamericano comenzaba a replicarse en la región y en el mundo.

Durante los primeros meses de la Gran Guerra, la prensa le dedicó el cien por ciento de su contenido editorial a los diversos enfrentamientos militares y a las acciones diplomáticas, aún así, durante los primeros seis meses de 1917, la prensa se abocó a provocar y reforzar el ingreso de los Estados Unidos en la batalla.

A partir de estas noticias, se construyó la imagen de que la participación estadounidense era decisiva para los Aliados, formado por las naciones: Francia, el Imperio Británico, Rusia, Italia, Bélgica, Japón, Grecia, Montenegro, Rumania, Reino de Serbia, Portugal, entre otros, lograran un triunfo contra la Triple Alianza, integrada por las Potencias Centrales: el Imperio alemán y Austria-Hungría.

Los detalles en los cables informativos, caricaturas e insertos idealizaron a los Estados Unidos como el único en conducir a la paz, libertad y democracia a escala global. Por consiguiente, los periódicos le insistieron al expresidente Thomas a tomar las decisiones inmediatas.

La producción informativa beligerante en Centroamérica

En la región, los dos principales periódicos La Información, de Costa Rica; y El Diario Oficial de El Salvador fueron los intermediarios entre el poder ejecutivo y la población en general. Durante los primeros meses de 1917, el medio de comunicación salvadoreño publicó mil 1795 noticias, en comparación con la prensa costarricense que difundió 669 notas, un promedio de 11.50 noticias diarias el primero y 4.28 el segundo, según Patricia Vega Jiménez, en su artículo: La guerra como espectáculo mediático.

La autora destaca que: “la diagramación de ambos soportes informativos determinó los espacios pertinentes.  La Información agrupaba, bajo un titular y una columna, varias informaciones, separadas por un punto y seguido o aparte, o por un subtítulo que lo condujo a reagruparlo en una sola producción, mientras su homólogo no utilizó titulares, sino que los trataba de forma diferente”.

Este tipo de producción entra en el análisis de la agenda mediática. De acuerdo con Walter Lippmann, en su obra Opinión pública, en el capítulo El mundo exterior y las imágenes que tenemos en nuestra cabeza, (1922, p.3-20) afirma que los medios de comunicación son la fuente principal de creación de imágenes del mundo exterior en la mente de los seres humanos; por lo tanto, el mundo es demasiado grande como para acceder a la información de primera mano por medios propios.

Los medios, que tuvieron un rol en todo el conflicto, asumieron en 1917 una actitud intencional de presionar a los Estados Unidos. La prensa centroamericana se sumó a esta cruzada, dando un giro de 180° grados al periodismo de guerra.

Las fuentes noticiosas y la manipulación informativa en la Gran Guerra

La primera medida de los países beligerantes fue hacerse del dominio de los soportes comunicativos existentes. El Imperio Británico fue el primero en apropiarse de esto, en agosto de 1914, desde el aparato gubernamental, el ejército y el Foreign Office (Ministerio de Relaciones Exteriores y la Mancomunidad de las Naciones) para evitar hendeduras en los asuntos informativos a escala nacional e internacional. Luego, Francia siguió el ejemplo para apropiarse de Masion de la Pesse, y en los Estados Unidos, por el comité de Información Pública, dirigido por el propagandista G. Creel. 

Las agencias internacionales entraron en la misma dinámica, incluso las corporaciones que brindaron los soportes técnicos para la retransmisión informativa tomaron parte durante la guerra. Según relata El Diario Oficial (2-2-1917, p.4), el 3 de febrero de 1917, “la empresa Marconi Wireless Company telegrafió al expresidente Wilson poniendo a disposición todas sus estaciones inalámbricas y su equipo de trabajo. Marconi demostró que el servicio de la telegrafía sin hilos, tan solo cinco años antes, cuando este medio logró salvar a 865 personas tras el hundimiento del Titanic”.

La apropiación de las agencias informativas es explicable en sus países de orígenes. La Reuter es la agencia oficial del gobierno británico y la Associated Press (AP) está conformada por varios periódicos estadounidenses. La Gran Guerra fue una oportunidad para AP para extenderse a escala mundial, pues para 1917 se ufanaba de sus 52 mil corresponsales de guerra, de acuerdo al artículo científico de Vega.

Estas agencias, como detalla Ingrid Schulze Schneider en su artículo Los medios de comunicación en la Gran Guerra: Todo por la Patria, algunos de los cables noticiosos fueron inventados, agrandados y exageraron los ataques de los contrincantes. Además, la redacción periodística aseveraba las amenazas y provocaciones alemanes en territorio americano. Estos cambios eran realizados por Los Aliados que buscaban debilitar al enemigo.

Ante la producción informativa, los principales problemas de los cables informativos fueron las traducciones incorrectas y la censura de los hechos. Patricia Vega Jiménez  detalla en su investigación que en mayo de 1917, el diario salvadoreño reproducía un cable acusando a la prensa alemana de guardar silencio sobre diversos sucesos, pero resaltó la manipulación de la opinión pública: «sigue previniendo a sus lectores, contra los comunicados mal intencionados de los franceses, relativos al hundimiento de Lusitana, el cual dice, iba cargado de municiones y su hundimiento salvó la vida de 100 mil alemanes; y concluye excitando al pueblo a que continúa proveyendo de cañones y municiones a los tiradores alemanes hasta obtener la victoria” (Diario Oficial de El Salvador, 9-5-1917, p.2, citado Vega Jiménez).

De tal manera que la tergiversación de la información intenta el apoyo a la Triple Alianza. El 21 de junio, Bélgica denunció «la mala fe de la agencia Wolff, que continúa negando las deportaciones belgas que persistían desde el 10 de febrero de 1917 (Diario Oficial de El Salvador, 21-6-1917, p.2, citado Vega Jiménez) Por su parte, los alemanes acusaron de manipular la información a favor de Los Aliados.

Los temas mediáticos en la Gran Guerra

«Un tema se define como un problema social, a menudo conflictivo, que ha aparecido y es cubierto por los medios de comunicación» (Dearing y Rogers, 1996, p.3), en el caso de la primera guerra mundial, durante el primer semestre de 1917 se referían a «la Gran Guerra se desató en Europa». Claro, la postura de los medios estuvo bien definida, que cualquier opinión divergente era considerada enemiga, destaca citado Vega Jiménez. Por ejemplo, El Diario Oficial de El Salvador publicó una nota sobre George Sylvester Viereck, editor de un periódico menor en Estados Unidos, a quien supuso era un agente alemán en Estados Unidos.

El calificativo obedeció a que Sylvester Viereck cuestionó la ruptura de relaciones entre Estados Unidos y Alemania, razón por la cual se le califica de “agente de Alemania en Estados Unidos” (Diario Oficial de El Salvador, 6-2-1917, p. 3, citado Vega Jiménez). Además, entre los temas más frecuentes en la prensa salvadoreña fueron: derrota alemana, Rusia en la guerra, avance francés, estrategia USA, situación en México, crisis alimentaria, Argentina en la guerra, triunfo inglés, avance alemán, Brasil en la guerra, situación rusa, propuesta de paz, generalidades, USA en la guerra y ataque alemán.

El fin mediático: Estados Unidos en la Gran Guerra

Vega Jiménez cuenta que el 2 de abril de 1917, el expresidente Thomas Wilson se dirigió al Congreso estadounidense y le declaró la guerra a la Triple Alianza. La prensa centroamericana dio un tratamiento diferente. El Diario Oficial de El Salvador resumió el discurso destacando la vehemencia y claridad de la disertación y enfatizando que responde a los ataques sufridos por parte del gobierno alemán. La Información, por su lado, dedicó dos días al evento: el 4 y 5 de abril. Enfatizó el primer día, la franqueza de Wilson e igual que su homólogo, insistió en que la declaratoria es la respuesta a los ataques alemanes.

El día 5, reproduce textualmente parte del discurso del primer mandatario estadounidense. La prensa tomó partido inmediatamente con los Estados Unidos. Exaltó con entusiasmo la iniciativa del Ejecutivo. Habían conseguido una de sus finalidades: lograr el ingreso abierto y decidido de los Estados Unidos en el conflicto.

“El mensaje del Presidente Wilson al Congreso, dice el “New York World”, más que una expresión de patriotismo es una apelación a la nación, hecha con todo el impulso de que es capaz la tradición y la democracia americanas. Su razonamiento es admirable. El Presidente toca la cuestión de fondo, y al Congreso no le queda más recurso que responder sin tardanza a la excitativa que se le hace para la defensa nacional, en nombre del honor y la libertad americanas. Wilson no conoce el miedo y su palabra franca y clara revela el carácter del hombre que lucha por los fueron de la humanidad y los derechos del pueblo americano. El país entero debe sentirse orgulloso de tener a su frente un caudillo que sabe dirigir los intereses de la comunidad por el sendero del deber, por lo tanto debe olvidar sus vacilaciones anteriores. “La Tribuna” dice: jamás en la historia de Estados Unidos hemos tenido un jefe de Estado que haya interpretado tan de ceca los ideales del pueblo americano, como el presidente Wilson, el cual es un mandatario ideal que gusta de todos los americanos, y por tanto cuenta con el apoyo de éstos. El ”Herald” dice: El deber del Presidente es unirse a la Entente y combatir con ésta por la libertad.” (Diario Oficial de E Salvador, 4-4.1917, p.1.)

La prensa costarricense no tarda en publicar un editorial exultante de apoyo. Entre otros halagos aseveró:

“Los Estados Unidos al lanzarse a la guerra, se convierten en campeones mundial les del derecho de gentes, de la libertad de los mares, del respeto a los neutrales; todas esas causas nobles llevan en su escudo al entrar en el estadio y por eso los acompaña la simpatía mundial. Nosotros ardientemente deseamos que obtengan la victoria más completa; que contribuyan eficazmente a asegurar la libertad de los mares mientras no pueda ser restringida con los medios propios y de acuerdo con los principios de derecho, que cacen los submarinos y venguen a los piratas que los tripulan[…] Adelante, Tío Samuel, adelante con tus heroicas legiones de soldados jóvenes y fuertes como efebos roanos, patriotas como espartanos; hay un sitio para tu águila en los campos de lucha de Europa, donde su aleteo llenará de regocijo los corazones, de entusiasmo los pechos de los leales y abnegados legionarios, que allá defienden la causa de la civilización” (La Información, 5-5-1917, p. 5).

Vega Jiménez concluye que la evidencia indica que la prensa centroamericana llamó e incentivó la participación de Estados Unidos a la primera guerra mundial. El Diario Oficial y La Información celebraron el conflicto beligerante al poner en manifiesto de la opinión pública ansiosa de la noticia y por ello la venta de ejemplares ascendieron como nunca.

De igual manera, el conflicto sacó a flote la debilidad informativa y propagandística de los medios, factores contradictorios para hacer periodismo. Los países beligerantes suprimieron la libertad de prensa y controlaron toda la información, dejando en duda su credibilidad.

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