TU ESPACIO

Los siete pecados capitales de los políticos en redes

«Las redes sociales de hecho son un verdadero espejo de nuestro carácter, de nuestra personalidad y, sobre todo, son una representación real de nuestros defectos» Tomado de Ernesto Martínez

Por Ricardo Chacón

Leyendo un artículo firmado por Lucas García, publicado por el sitio web 40deFiebre , y por supuesto retuiteado con discreción en la red, me llamó poderosamente la atención dos ideas, uno: en las llamadas redes sociales, vemos y oímos pero no miramos ni escuchamos; y dos, las personas, las instituciones y las empresas a través de las diferentes marcas, a causa del punto anterior, están preocupados por estar en las redes olvidándose de lo fundamental, ser, un elemento positivo que ayuda a solidificar la comunidad virtual.

Miguel Nieva, miembro del Team Mejorando.la, nos enseña a crear comunidades, manejar personas y toda su experiencia detrás de Comunidad Mejorando.

Elemental dirían algunos, ciertamente lo es, pero en la práctica se olvida o se obvia cotidianamente y lejos de contribuir a fortalecer los lazos de comunicación a través de las redes, lo que hace es deteriorar unos medios propensos al manoseo.

A partir de estar premisas y retomando lo de los pecados capitales quiero señalar algunas ideas en la que caen los políticos, de cualquier color partidario, que han hecho de las redes sociales la punta de lanza de sus campañas de propaganda, donde la “plaza pública” es ahora el mundo de la web.

Quedo en deuda, para un segundo artículo, con ejemplos de marcas que también entran en esta dinámica de los políticos y que no saben, es más ni creo que les interese conocer los vericuetos de las redes que pueden hacer que las marcas realmente formen parte de la cotidianidad virtual de manera positiva y constructiva. Inicio con los políticos.

Carlos Gutiérrez, experto en comunicación política digital, brindó recomendaciones sobre la presencia en redes sociales de políticos peruanos e instituciones públicas. Entrevista brindada en Canal N.

Primer pecado capital, (recordemos que son siete: soberbia, avaricia, envidia, lujuria, gula, pereza, ira), se le puede comparar con la soberbia porque tal como se entiende este término en sus tres acepciones, es una “inclinación desmesurada del que se cree superior y menosprecia a los demás…magnificencia o pompa exagerada….cualidad del que se irrita o encoleriza en exceso al ser contrariado…”

Este es uno de los principales males de los diferentes políticos que intervienen en las redes sociales, se creen necesarios, indispensables, tienen la última palabra sobre todo lo habido y por haber; irrumpen la paz y la concordia de las particulares redes de “amigos” que se forman en torno a personas que tienen afinidades en común y realizan al menos tres tipos de mensajes: uno, los partidarios tal cual, haciendo ver como la única opción del presente y el futuro, promocionando la marca del partido tal o cual.

“Nuestras expresiones son a favor de nuestro candidato a la presidencia Nayib Bukele, lo vamos a apoyar y a respaldar porque encontramos en él un amigo, una buena persona que quiere un mejor país. Ha logrado despertar esperanza en mucha gente”, tweet de la máxima dirigencia de un partido. Bien sabemos lo que pensaban hace unos días y bien conocemos cómo terminó: siendo su candidato a presidente.

Otro de los políticos dice a diestra y siniestra en las redes, “mi interés es duplicar el presupuesto de educación, llevarlo a un 6 por ciento del PIB en cinco años. Esta es la fórmula que han usado grandes países para salir de sus crisis, enfocándose no solo en cobertura sino en calidad”, cierto, muy cierto, pero ¿cómo hacerlo con presupuesto amarrado, sin acuerdos de país en la Asamblea Legislativa?

Y no se diga otro de los candidatos quien afirma en twitter: “Es importante trabajar en la generación de oportunidades a escala local. Vamos a explotar las potencialidades de cada departamento y municipio. Además de abrir oportunidades de empleo para los jóvenes, se estaría ayudando a la economía local”, ¿qué, como, cuando, con quién?

A esta dinámica, suelen acompañar “obras y acciones” realizadas en el campo; claramente una intromisión a la vida comunitaria de las redes particulares presentando difusamente y abusivamente políticos en el campo donando láminas, regalando lentes para que puedan leer el nombre del candidato, inaugurando una calle o simplemente participando de una reunión o “aplanando calles” de tal o cual pueblo.

Muy en consonancia con esta doble dinámica, surge las llamadas “polémicas”, declaraciones altisonantes con la idea de llamar la atención y generar polémica; somos una alianza histórica, dice un candidato, mientras que otro dice que pueden levantarse en armas de no aprobar sus estatutos. Y lo más colorido, por llamarlo de alguna manera, los twitter de una insigne diputada: “Estoy dando seguimiento al tema de emprendedurismo, he solicitado información sobre el programa de FOSOFAMALIA”…”Lamento que una agente de la @PNC se haya suicidado, esto demuestra que los elementos de la corporación policial necesita atención psicológica”…..”Tenemos un problema ambiental en #ElSalvador al no depositar los desechos sólidos en lugares adecuados, no tememos cultura del protección del Medio Ambiente”….

¿En que me benefician estos mensajes puesto en Twitter una y otra vez y que circulan en las diferentes líneas y comunidades de salvadoreños que se han sumado a una red para conocer, intercambiar, convivir, saber sobre sus “semejantes” ¿…en nada, únicamente contaminan el ecosistema virtual.

Otros pecados

Otros pecados capitales y este tiene que ver con el manejo de la técnica que permite que los mensajes en la red se conviertan, o traten de convertirse en virales y así lograr el impacto deseado; se asemeja a la lujuria (los pensamientos que se consideran impuros por su excesiva naturaleza o compulsión sexual…aplicados al tema, vinculados exclusivamente a lo político como única área del quehacer humano).

También a la gula, entendida esta como “la glotonería, el consumo desmedido de alimentos y bebidas”, pero acá relacionado con la invasión casi total de la condición humana a través de la apropiación de las redes sociales. Incluso, en el caso de Estados Unidos, se “compraron” una base de 80 millones de cuentas para “atacar” las bases mismas de los votantes estadounidenses con mensajes explícitos o subliminales en favor de uno de los candidatos y en contra de los oponentes.

La avaricia y codicia que no es otra cosa que “el exceso al igual que la lujuria y la gula, pero por el deseo de poseer bienes materiales y riquezas” que brinda el poder….sobre todo el poder total. A diferencia de otros procesos, esta dinámica está escondida, mistificada dirían algunos, por la lucha contra la corrupción, contra todo abuso del poder e irrespeto a las minorías y el disenso. Se trata de una careta cuyos trazos se caracterizan por el respeto a los niños, a los jóvenes, a las mujeres, a los ancianos pero que en el fondo se les ignora.

En esta dinámica los “ideólogos”, los “genios” del mercadeo, los “tecnócratas” de las nuevas tecnologías saben perfectamente cómo hacer viral el mensaje de los políticos: usan la sencillez del mensaje, ponen un toque de humor que hace sonreír al usuario, además de entretenerlo desde el comienzo, con un buen título.

“Una característica del contenido que alcanza gran viralidad es el que la gente puede identificarlos y recordarlos de forma fácil. Las marcas que han encontrado una fórmula efectiva para hacer videos virales ya son sinónimo de ello”. Esto de alguna manera tiene que ver con la pereza, “la incapacidad de hacerse cargo de nuestra propia existencia como ser y de las obligaciones que se adquieren”. Los políticos y sus tecnólogos saben de esto, y lo saben explotar al máximo.

También está de por medio la ira y la envidia, así completamos el cuadro de los pecados capitales; sí la ira y la envidia, entendidos como “el sentimiento descontrolado y desmedido que genera la rabia o el enojo. La ira conlleva a negar una realidad, a la impaciencia, a ser discriminante, e incluso, a tomar justicia propia y no ajustarse a los reglamentos legales”.  No se diga de la envidia o celos, “el deseo de poseer lo que otras personas tienen, en algunos casos, por considerar que aquello les hace falta en sus vidas. Es un vicio que lleva a desear el mal ajeno y genera tristeza cuando se ve el bienestar de los demás”.

Ciertamente, se trata de contenido, en general, que no conecta con los usuarios de las redes sociales, al contrario, genera rechazo o al menos molestia; encontrar en la línea de amigos continuos mensajes de los políticos, que ni me conocen ni los conozco, enturbian el ambiente virtual y hacer que las redes se llenen de contenidos basura.

Pregunta de fondo, ¿qué es conectar con los usuarios? Simplemente formar parte no solo del imaginario popular cotidiano sino entender sus necesidades, sus angustias, sus gustos, sus necesidades. Ahora, con las métricas, la cuestión parece facilitarse sobre todo cuando hay segmentaciones muy particulares que definen a cada segmento, pero esto a la vez complejiza la cuestión porque hay que atender a cada uno de los grupos que por supuesto tienen necesidades y aspiraciones diferentes.

Tal como dice el artículo “Cómo conectar con tu comunidad en redes sociales” de @LGARCIA, “Nos estamos obsesionando con las herramientas, canales y tácticas. Estamos olvidando la clave de todo el proceso: escuchar. Entender para ayudar. Empatizar para aportar. La mayoría de marcas ni tienen un conocimiento profundo de las necesidades reales de sus consumidores ni tienen una propuesta de valor ad-hoc para cada uno de sus arquetipos. Esto es inaceptable.

Lo importante no es el dónde, ni el cuánto, ni el cuándo. Incluso podemos ser unos auténticos ases de la analítica y tener un control absoluto de los datos y aun así, no va a funcionar. Nos falta entender los aspectos emocionales que mueven a los usuarios a conectar con nosotros, a conectar con nuestra marca, a seguirnos”. (Sin duda alguna, hay que leer el artículo completo @LGARCIA, publicado por el sitio web 40deFiebrehttps://www.40defiebre.com/como-engagement-redes-sociales/

 

Salir de la versión móvil