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Kidults: La fiebre del coleccionismo que despierta nostalgia y pasión

Por Rodrigo Guidos 

El término kidult—fusión de las palabras inglesas kid (niño) y adult (adulto)—se popularizó en la cultura moderna para describir a aquellos que encuentran satisfacción en adquirir objetos de su infancia. Distintas fuentes enmarcan a los kidults en un rango de edad de 25 a 40 años y según Aldasbrand, los kidults abarcan diversos perfiles, desde jóvenes amantes de lo vintage hasta padres que buscan los juguetes con los que crecieron. Para ellos, conseguir estos productos no es solo un pasatiempo, sino una manera de revivir momentos felices del pasado.


Entre los artículos más codiciados se encuentran consolas de videojuegos retro, figuras de acción de edición limitada, sets de películas de Lego y cómics exclusivos. Marcas como Hasbro, Mattel, Bandai, Marvel, POP y Lego han capitalizado esta tendencia, ofreciendo productos que despiertan nostalgia y deseo de colección.

La dopamina, la nostalgia y el deseo de coleccionar

El coleccionismo kidult no es un fenómeno superficial. De acuerdo con el neurocientífico David J. Linden, la dopamina—neurotransmisor relacionado con el placer y la recompensa—desempeña un papel clave en este comportamiento. La expectativa de conseguir una figura de colección activa el sistema de recompensa del cerebro, generando una sensación de satisfacción inmediata.

Un claro ejemplo es la emoción que genera el lanzamiento de una nueva figura: el personaje de Prima Prime de su nueva línea de juguetes Transformers: Age of the Primes de Hasbro, la cual será lanzada el día 19 de agosto del presente año.  La anticipación y la adquisición desencadenan un ciclo de deseo y gratificación que impulsa a los kidults a seguir coleccionando. Además, el factor nostálgico refuerza este comportamiento: la posibilidad de recuperar un objeto preciado de la infancia lleva a compras impulsivas y emocionales.

Estrategias de las marcas y el mercado de los coleccionistas

Las marcas han sabido aprovechar esta tendencia, dirigiéndose a un público con alto poder adquisitivo y una fuerte presencia en redes sociales. A través de estrategias de marketing centradas en la nostalgia, ediciones limitadas y productos exclusivos, han logrado fidelizar a los kidults.

Eventos como la Comic-Con International de San Diego han sido clave para este mercado. Durante esta convención anual en California, las compañías crean experiencias interactivas con influencers y ofrecen figuras de colección en cantidades extremadamente limitadas, lo que incrementa su valor en el mercado secundario.

Un caso icónico ocurrió en la Comic-Con 2017, donde se lanzó un Funko POP de Cuddles (Happy Tree Friends) en una edición de solo 1,000 unidades a un precio inicial de $15. Tras el evento, su valor se disparó en plataformas como eBay, alcanzando entre $100 y $200, dependiendo de su estado de conservación.

Más que juguetes: una conexión con el pasado

El fenómeno kidult demuestra que el coleccionismo es más que un simple capricho: es una experiencia emocional, una conexión con la infancia y una forma de revivir momentos significativos. Lejos de ser una moda pasajera, esta tendencia sigue evolucionando, impulsada por el deseo de preservar la magia de lo que alguna vez los hizo felices.

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