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Aprender creando: tecnología y arte en la cátedra de Pensamiento Creativo

Por Yazmin Quintanilla 

La cátedra de Pensamiento Creativo, dirigida por la licenciada Rosa Inés Quiñonez De Choto, desarrolló una actividad interdisciplinaria en la que los estudiantes exploraron la convergencia entre inteligencia artificial y expresión artística.

La inteligencia artificial  está transformando aceleradamente el mundo del arte, abriendo nuevas formas de creación y reflexión. En este contexto, los estudiantes de la cátedra de Pensamiento Creativo, impartida por la licenciada Rosa Inés Quíñónez De Choto, experimentaron la combinación entre tecnología y expresión artística durante su primer parcial.

La actividad propuesta consistió en generar una imagen utilizando una plataforma de IA seleccionada por cada estudiante. Posteriormente, debían replicar esa creación digital utilizando la técnica tradicional del grafito. El objetivo era invitar a los alumnos a analizar las diferencias entre la una máquina y la interpretación personal, cargada de emociones, que solo la mano humana puede ofrecer.

Según la licenciada Quiñónez, esta experiencia no solo impulsó la creatividad, sino que también permitió reflexionar sobre el papel del artista en la era tecnológica. «La IA no sustituye la creatividad humana, sino que actúa como una herramienta poderosa que amplifica el potencial artístico de los creadores», expresó.

Un debate necesario: ¿Arte humano versus arte generado por IA?

Como parte de la actividad, se organizó un debate en el que los estudiantes expusieron argumentos a favor y en contra del arte creado por inteligencia artificial. Entre los puntos principales, destacaron que el arte humano es una expresión original y emocional, donde cada trazo refleja la experiencia y perspectiva única del artista. La IA, aunque capaz de producir obras visualmente impactantes, carece de una verdadera intención emocional, ya que su creación se basa únicamente en patrones y datos.

Los estudiantes coincidieron en que el verdadero valor del arte radica en su capacidad para conectar emocionalmente con el espectador, algo que una máquina, por naturaleza, no puede replicar. Como resultado del debate, se concluyó que la IA debe ser entendida como una herramienta complementaria que enriquece el proceso creativo, pero no reemplaza la esencia humana del arte.

Creatividad y pensamiento crítico en tiempos digitales

La licenciada destacó que este tipo de actividades fortalece habilidades fundamentales como la observación, la expresión emocional, la crítica visual y la conceptualización artística. «Este ejercicio ayudó a los estudiantes a comprender que el arte no se trata únicamente del resultado final, sino también del proceso creativo que lo sustenta», aseveró la catedrática.

Además, observó que los alumnos se sintieron motivados y desafiados ante el uso de nuevas herramientas digitales, entendiendo que la clave está en integrarlas de manera consciente y ética. «Los estudiantes aprendieron que la tecnología puede optimizar ciertos procesos, pero que la profundidad y la autenticidad de una obra provienen de la visión humana», comentó la licenciada Quiñonez.

El equilibrio entre tradición e innovación

Desde su experiencia como educadora, la licenciada Rosa Inés Quiñónez cuenta que el mayor reto actual es lograr un equilibrio entre la incorporación de nuevas tecnologías y la preservación de las técnicas tradicionales. 

Para fomentar el pensamiento creativo en este contexto digitalizado, la licenciada implementa estrategias como talleres de expresión libre, ejercicios de observación y dinámicas que estimulan los ciclos del pensamiento creativo: preparación, incubación, iluminación y verificación.

Finalmente, la docente aconseja a los estudiantes que exploran la intersección entre arte y tecnología a ser críticos, éticos y reflexivos. «Es fundamental establecer estándares que garanticen una colaboración justa entre la mente humana y las herramientas digitales. El uso responsable de la IA es clave para preservar la esencia de la creatividad humana frente al avance tecnológico», enfatizó la maestra.

Esta actividad, más allá de su valor académico, dejó sembrada en los estudiantes la inquietud sobre los nuevos caminos que el arte está tomando en plena era digital: un renacimiento donde el ser humano y la inteligencia artificial deben caminar de la mano, pero sin perder de vista la autenticidad que distingue el verdadero acto creativo.

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