En esta entrevista Raúl Mejía nos habla sobre su experiencia profesional y esta nueva faceta de su vida: la docencia, y lo mucho que la disfruta.
Por: Grisel Flores -matías+plus
Raúl Mejía es comunicador graduado de la Universidad Dr. José Matías Delgado. Cuenta con experiencia en comunicación política, comunicación comercial y comunicación institucional. Actualmente se desempeña también como docente para la asignatura de Comunicación Política en la ECC.
¿Cómo se maneja una comunicación institucional para gobierno?
En mi experiencia sucede de esta forma: Con el equipo establecido (Community Manager, el fotógrafo, el editor de video, etc. ) diseñamos una propuesta que nace de identificar las necesidades comunicacionales que tienen diferentes áreas. Comenzamos sabiendo cuáles son las áreas de las que se tiene mayor demanda comunicacional, cuáles son las áreas en las que se necesita reforzar esa comunicación institucional, tanto interna como externa, porque para una institución como en la que yo estoy, hay muchos servicios que se le ofrecen a un sector para el que nosotros trabajamos. Nuestra propuesta nace precisamente de esa comunicación institucional para poderla exteriorizar a los públicos externos.
Entonces, ya con un trabajo en conjunto donde hemos podido establecer e identificar las necesidades de comunicación, establecemos una propuesta que conlleva estrategias, tácticas y mensajes clave que se vuelven fundamentales para el desarrollo que se va a tener entre el área y la dirección de comunicación.
Nosotros recibimos información por parte del área correspondiente y nos encargamos de darle la forma y el estilo que adaptamos tanto para el público interno como externo.
Un punto importante a tomar en cuenta con respecto al público interno es hacerles ver que la comunicación que se está realizando de manera institucional es una sola. Debemos evitar que algunas áreas reciban información y otra no. O que alguien no reciba la información completa. También se debe recordar que hay instituciones que cuentan con sedes grandes y pequeñas, y es ahí donde el flujo de comunicación debe circular de manera correcta y oportuna para todos. Una herramienta valiosa es la intranet. En la institución donde yo laboro la herramienta se llama SharePoint y se vuelve parte fundamental de la organización porque nos podemos comunicar con los públicos internos a través de esta herramienta.
- ¿Cuál es el mayor reto que ha enfrentado hasta el momento al hacer comunicación interna para instituciones de gobierno?
Creo que el mayor reto que he tenido, en alguna ocasión, son procesos engorrosos o que la información no llegue con prontitud. Hay momentos en los que la necesidad comunicacional es inmediata y precisa. Esto, a veces, por algún atraso no se logra.
- ¿Cómo es un día normal de coberturas de plenaria en la Asamblea Legislativa?
En el tiempo en que pude ejercer el periodismo político digital, era llegar desde temprano en la mañana. Cuando se sabía que había una plenaria, por ejemplo, convocada para las diez de la mañana, yo llegaba una hora antes, o incluso dos. Hacía el registro del equipo, para luego pasar al área de los periodistas, ubicada en la parte de arriba del Salón Azul.
A veces las plenarias empezaban de manera puntual. Otras, no. Entre los recesos y pausas había que aprovechar el tiempo para recopilar información o abordar a algún diputado y aprovechar para obtener una declaración de ellos y eso volvía mucho más enriquecedor mi contenido periodístico.
Al regresar al Salón Azul también podía transcribir esas declaraciones. Era entonces cuando aprovechaba para darle forma y estilo al texto periodístico, tratando de avanzar y enviar algunas cosas para que fuera mucho más preciso. Lo hacía en el momento porque había una persona encargada en la oficina a la que yo le proporcionaba toda la información y ya él la publicaba en X (antes Twitter). También, a veces armábamos los hilos que ya iban acompañados de fotos y declaraciones.
Hubo noches en las que salíamos súper tarde, porque las plenarias terminaban a las once, o una de la mañana, y tocaba hacerle frente, hasta que terminaba la plenaria. Sabíamos que no podíamos irnos antes, porque podía pasar cualquier cosa, desde confrontaciones o aprobación de algo importante. Cualquier hecho que surgiera en el momento era imprescindible que uno estuviera ahí, porque al final me tocaba a mí recopilar dicha información y no iba a dejar que otro sacara la primicia. Ese podría decir que era el día a día en la cobertura de sesiones plenarias.
- ¿Cuál es la mayor diferencia entre la comunicación comercial y la comunicación institucional?
En la comercial el objetivo es un vender producto. En la comunicación institucional es promocionar o movilizar un mensaje gubernamental central que se desglosa en las instituciones. Entonces, ese mensaje es el que se busca compartir a través de la comunicación institucional, transmitir ese mensaje gubernamental y, ya establecida toda esa línea comunicacional de manera institucional, que también el mismo colaborador se sienta parte de la esencia del mensaje.
- ¿Cuál sería su consejo para gestionar varias redes sociales institucionales al mismo tiempo y no morir en el intento?
Yo realmente estoy convencido de que la mejor forma es el establecimiento de las comisiones. Al delegar en estas comisiones, yo sé que tengo a gente capaz para poder enfrentar esas diferentes líneas comunicacionales. Estas personas me pueden ayudar a gestionar. Siempre es necesario el involucramiento de un equipo que me permita fortalecer esos canales de comunicación, fortalecer la línea comunicacional. Y, a partir de ese involucramiento, ellos también lo agradecen y se sienten parte del trabajo.
- ¿Qué es lo que más disfruta de su faceta como docente?
Debo confesar que impartir clases se ha convertido en mi safe place. En ese momento solo somos los alumnos y yo. No me importa lo que pase en el mundo exterior, porque me concentro y mi interés está focalizado en enseñar, en preparar a los estudiantes para la vida real.
Disfruto al preparar una clase, al actualizarme con la información que va surgiendo en el camino, al establecer ese plan didáctico que me permitirá poder fortalecer todas las áreas de enseñanza y trazar la ruta de aprendizaje que voy a recorrer con mis estudiantes. Realmente esta parte de ser docente se ha convertido en mi lugar seguro. Me ha permitido enriquecerme de contenidos, en conocimientos y afortunadamente me permite trasladarlos a los estudiantes.
- ¿Cuál es su mejor recuerdo como estudiante de la ECC?
El que más recuerdo fue el proyecto radial, cuando presentamos la radio. Fueron desvelos, fue un trabajo estresante, pero se disfrutaba al momento. Recuerdo la radio, se llamaba “Vértigo”. El día de la presentación con nuestro stand la recuerdo muy bien porque mi papá (Henry Mejía) cantó ese día. Yo le pedí que cantara la canción de rock de la cual se había tomado la inspiración para crear la radio. Ese creo que sería mi recuerdo más memorable.
Conociendo a Raúl más de cerca
- ¿Cuál fue el último sueño que tuvo?
Quizás el que más recuerdo y el que más me dejó impresionado fue cuando yo andaba probando un Volkswagen. Lo veía en MarketPlace y le escribí al dueño para que lo fuéramos a probar. Veníamos bajando por la Torre Futura, y recuerdo que lo iba manejando el dueño. Al carro se le fueron los frenos y nos fuimos a estrellar. Después de chocar, no me acuerdo qué pasó. Pero lo curioso es que al siguiente día hubo un accidente justo en la zona donde yo tuve el sueño.
- ¿Cuál es su marca de carro preferida?
Mi marca favorita diría que es Toyota. Tiene todo: confiabilidad, economía, garantía, es un carro que, para mí, no me va a dejar tirado.
- ¿Cuál considera que es su mayor defecto?
La impuntualidad. Pero curiosamente en la universidad no soy impuntual, siempre llego unos quince o diez minutos antes. Estoy trabajando en eso y en respetar el tiempo de la gente.
- ¿Quién es la persona a la que más admiras?
A mi papá. He podido ver su esfuerzo y la pasión con la que hace su trabajo y en cómo, a pesar de algunas adversidades, siempre ha dado su mejor esfuerzo.
- ¿Cuál es su banda o cantante favorito?
Todo se resume en Coldplay, en Chris Martin. Amo a Coldplay, me fascina.
- Si el genio de la lámpara se le apareciera en este momento, ¿Cuáles serían sus tres deseos?
Pediría millones de dólares porque con eso yo podría hacer tanto. Ya con eso puedo hacer muchas cosas, cumpliría varios deseos en uno solo. También le pediría infinita y buenísima salud a mis familiares y amigos, y por último le pediría felicidad para todo el mundo.
- ¿Qué haría si ganara la lotería?
Depende de cuánto jajaja. Si me gano la lotería, por lo menos un millón bien puesto, me compraría tres casas, una para mi familia y para mí, y las otras dos casas las daría en alquiler. También establecería un negocio de comida, y me compraría el carro de mis sueños.
- ¿Qué o quién lo hace feliz?
El tiempo de calidad con mi familia y mejores amigos, e impartir clases. Son momentos que me llenan muchísimo. También el comprar carros de colección Hot Wheels. Disfruto de ir a comprar carritos, coleccionarlos, intercambiarlos; esas son cosas que me hacen feliz.
- ¿Qué es lo que lo pone nervioso?
Cuando estoy con la persona que me gusta. Me quedo muy muy callado, suelo arreglarme el cuello o los botones de la camisa, o meto mi mano a la bolsa o me pongo rojo, también.
- ¿Qué no se cansaría de hacer nunca por muy trabajoso o complicado que fuera?
Impartir clases. Honestamente, nunca me cansaría ni me aburriría, siempre estaría en la disposición de hacerlo.
- ¿Cuál es la combinación de comida más rara que le gusta?
Las pupusas con los plátanos. Una mordida a las pupusas y luego un pedazo de plátano frito. Es una combinación perfecta.
- ¿Cuál es la vez que ha sido más despistado?
En dos ocasiones. En la primera ocasión dejé mi teléfono en el parabrisas del carro de mi papá. Estaba haciendo varias cosas en la cochera y había puesto el teléfono ahí. Mi papá se fue y lo perdí. En la segunda ocasión, también lo dejé en el parabrisas del carro, pero alguien me llamó y lo pude recuperar.