Icono del sitio TU ESPACIO

Globosidad, el mal del siglo XXI en medio del hambre de millones

Ricardo Chacón

Escuela de Ciencias de la Comunicación

Universidad Dr. José Matías Delgado

La palabra globosidad aparece por primera vez en un informe de la Organización Mundial de la Salud publicado en 2001. Es un acrónimo de obesidad y globalización, y se refiere, como definición sesuda, al incremento exponencial de la pandemia de sobrepeso y obesidad en todo el planeta que, incluso, supera ya en cifras absolutas a la desnutrición clásica con bajo peso o caquexia.

Sin duda alguna, la globosidad es el nuevo término para referirse a la obesidad, debido a los altos niveles que ha alcanzado esta patología especialmente en países desarrollados, pero también en los países pobres. Incluso, ya es denominada la auténtica pandemia del siglo XXI. La preocupación radica en los efectos directos de la condición sobre la salud y por su asociación con las principales enfermedades crónicas de nuestro tiempo: las enfermedades cardiovasculares, la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión arterial y algunos tipos de cáncer.

Foto de internet

Lo peor de todo es que los obesos siempre han existido, creo yo, pero nunca como ahora. Las personas en la sociedad moderna ahora se alimentan regularmente de comida rápida o chatarra. Una pizza o una hamburguesa, o unos churros y una coca cola suelen ser los alimentos cotidianos de muchos hombres y mujeres que ahora engrosan el número cada vez mayor de este fenómeno ahora llamado globosidad.

En diversas publicaciones se ponen de ejemplo lugares como las islas Samoa Americanas y Australia donde la proporción de habitantes obesos es el 94%. Esta epidemia se acerca, en esos lugares, inexorablemente al 100%. Sin embargo, en el mundo entero las personas con exceso de peso u obesas rondan el 35% al 40% del total, lo que es ominoso desde el punto de vista del pronóstico.

La globosidad, tanto en el niño como en el adulto, significa con frecuencia malnutrición con sobrepeso. Esto es: exceso de tejido graso (adipocitos blancos) con disminución de masa muscular y severas carencias de proteínas, de grasas de calidad nutricional y de vitaminas. Las causas son múltiples y muy discutidas: nutrición excesiva y de baja calidad, sedentarismo, estrés, urbanismo, consumismo y un amplio etcétera.

En un trabajo de divulgación de Barrales, Raúl (2019), se dice que los “procesos tan complejos como el de la regulación del apetito y la saciedad pueden inspirar el diseño de nuevos algoritmos de Inteligencia Artificial. Concretamente, los estudios de programación del desarrollo, que ponen de manifiesto que el sistema nervioso se reprograma a sí mismo, incluso antes del nacimiento”. Lo que permite, entre otras cuestiones, diseñar los implantes inalámbricos para detener la obesidad. Dichos implantes funcionan mediante la estimulación eléctrica de ciertos nervios o áreas específicas del sistema digestivo, lo que puede ayudar a controlar el apetito y la ingesta de alimentos.

En general podemos decir que la llamada Inteligencia artificial, en el futuro cercano, podría sumarse al combate de la obesidad como una herramienta que operaría en diferentes frentes: uno de ellos es el conocer de mejor manera el fenómeno, para lo cual sería capaz de recopilar y analizar grandes cantidades de datos relacionados con la alimentación y el estilo de vida para determinar la tendencia con el manejo de múltiples datos y también dar respuesta personalizada y seguimiento a las personas obesas.

Otro frente desde donde atacar este problema tiene que ver con los implantes que de manera directa se introducen a las personas, no solo para controlar sus tratamientos, sino para analizar en tiempo real el organismo y aplicar tratamientos específicos para, incluso, corregir y mejorar hábitos y dieta.

No es nada nuevo. El marcapasos gástrico que se implanta quirúrgicamente y emite impulsos eléctricos al nervio vago está involucrado en la regulación del apetito y la sensación de saciedad.

Los implantes inalámbricos, en general, pretenden detener la obesidad. Son dispositivos que funcionan mediante la estimulación eléctrica de ciertos nervios o áreas específicas del sistema digestivo, lo que puede ayudar a controlar el apetito y la ingesta de alimentos.

Se afirma que la Inteligencia Artificial puede contribuir decididamente en el diagnóstico y tratamiento de manera puntual y precisa. También puede contribuir a hacer más eficiente la tarea de monitorización a través de los cada vez más sofisticados y diminutos dispositivos portátiles y las aplicaciones. Ambos recursos juegan un papel importante en la prevención. La Inteligencia Artificial tiene la capacidad de convertirse en un instrumento decisivo para la supervivencia y, por supuesto, para la investigación.

Pedí a la asistente virtual del ChatGPT, Mónica, que enumerara los dispositivos y aplicaciones que utilicen Inteligencia Artificial para combatir la obesidad. Esta fue su respuesta:


[1] Aunque los términos “usabilidad” ni “usable” están admitidos en el Diccionario de la Lengua Española (DEL), prefiero este último a “wereable”, un anglicismo crudo que me da urticaria. Nota de la correctora.

Links relacionados a la nota:

https://www.ucm.es/fundacion//noticias-desarrollo-por-inteligencia-artificial-de-algoritmos-predictivos-que-identifiquen-personas-que-tengan-riesgo-de-sufrir-sobrepeso-obesidad-y-sus-enfermedades-asociadas

https://www.lavanguardia.com/vida/20230704/9086345/estudio-sobre-obesidad-infantil-usara-ia-tratamiento-sobrepeso.html

Salir de la versión móvil